El popular ciclista visitó la basílica de la patrona de Colombia en donde dijo que sus triunfos sirven para unir y alegrar a sus compatriotas
El campeón del Giro de Italia en 2014 y la Vuelta a España en 2016 nunca ha ocultado su fe en Dios y la devoción a la Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Por lo general, en sus declaraciones a los periodistas siempre da gracias al Señor y menciona a la Virgen que desde 1562 se venera en Chiquinquirá, una ciudad intermedia de Boyacá, el departamento donde nació el pedalista.
Nairo no solo expresa su fe en los momentos de júbilo —cuando todas las cámaras y micrófonos se centran en sus proezas en las etapas de montaña— sino que también lo ha hecho cuando las adversidades lo han golpeado y los resultados no son los esperados por él y su escuadra, el Movistar Team, de España.
En 2014, cuando corría la décima etapa de la Vuelta a España, entre Santa María de Veruela y Borja, el colombiano tomó velozmente una curva, se estrelló contra una baranda metálica, dio una vuelta en el aire y cayó al piso. Para sorpresa de todos, el entonces líder de la ronda Ibérica se levantó y llegó a la meta. Más tarde escribió en redes sociales: “Es el ciclismo, es la vida, caer y levantarse, gracias a Dios sigo en carrera y a darlo todo @lavuelta @movistar_team”. Al otro día, por decisión de sus médicos, abandonó la competencia.
Dos años después, cuando era uno de los grandes favoritos para ganar el Tour de Francia 2016 y su estado físico no era idóneo, Quintana declaró al término de la etapa 19, entre Albertville y Saint-Gervais Mont Blanc: “He sufrido muchísimo. Esto que sucedió es como un milagro de Dios”.
En agosto de 2018, durante una etapa de la Vuelta España, una gruesa valla metálica se movió inesperadamente, hirió a varios ciclistas y estuvo a punto de golpearlo a él y a algunos compañeros. Esa vez Nairo escribió en Instagram (también en Twitter): “Ayyyyy que salvada, gracias Dios y virgencita del milagro por salvarnos”. Entre otros ciclistas estaban los españoles Alejandro Valverde e Imano Erviti y el ecuatoriano Richard Carapaz.