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El día que metieron a la muerte en prisión

death in prison
Maria Paola Daud - publicado el 30/05/19 - actualizado el 04/11/22
El papa dictaminó: "Entonces, si fue la muerte, ¡la tendremos encarcelada!"

La basílica de santa María del Popolo, es muy visitada por millones de turistas todos los años, debido a que posee importantísimas obras de arte que se pueden admirar totalmente gratis, especialmente llegan para admirar y gratis dos obras maestras de Caravaggio: "La conversión de San Pablo" y "La crucifixión de San Pedro".

Esta basílica encierra una interesante curiosidad, nacida de las leyendas del pueblo romano, se trata de como ellos mismos la han llamado "La muerte en prisión".

En la Roma del 1300 al 1600 existía una hermandad que se llamaba "Arciconfraternita della Buona Morte", (Confraternidad de la Buena Muerte), y su trabajo consistía en hacer la caridad dando entierro a los muertos que encontraban por el camino, y contactar a sus familiares si es que tenían familiares. Una vez que ellos encontraban un muerto lo enterraban en la iglesia más cerca de donde lo habían hallado.

Una noche algunos hombres de la hermandad encontraron un cadáver mientras pasaban por la Via Flaminia, lo recogieron y lo llevaron a la iglesia más cercana, Santa María del Popolo, y llamaron a la puerta para que los frailes les abrieran. Pero estos no escucharon los golpes y, por lo tanto, los sepultureros se vieron obligados a forzar la puerta y entrar. Una vez dentro, levantaron el mármol del piso y enterraron el cuerpo.

Al día siguiente los frailes, indignados por este arrebatamiento, fueron a protestar ante el papa. El papa sorprendido por lo sucedido les preguntó: "¿Y quién fue que cometió este ultraje?" Y ellos respondieron: "¡Fue la muerte!". Y así, el papa dictaminó: "Entonces, si fue la muerte, ¡la tendremos encarcelada!" Así que dio la orden de levantar este bajorrelieve emblemático que muestra la muerte, tras las rejas.

De esta manera  y de la imaginación popular nació "La muerte en prisión". Que en realidad es el monumento funerario que se construyó así mismo el arquitecto romano Giambattista Ghisleni, para dejar memoria de su partida con la siguiente inscripción: "más que un viajero, un ciudadano del Orbe".

Este macabro monumento de un esqueleto sonriente encerrado detrás de las barras, que intriga a todo visitante, se encuentra apenas pasando la puerta principal del lado izquierdo.

Aunque si sobre esta tumba gira una historia nacida de la imaginación del pueblo romano, son siempre muy interesantes, para conocer datos de la vida, cultura y tradiciones que llevaban estos ciudadanos en cada época.

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