La del padrino o madrina es una función distinta de la de los padres y madres. Aquí algunas ideas para intentar tejer una relación de afecto y confianza, condición previa a la transmisión de la fe, el gran desafío de esta paternidad espiritual que os une
“A vosotros, padres y padrinos, se os confía acrecentar esta luz. Que vuestros hijos, iluminados por Cristo, caminen siempre como hijos de la luz. Y perseverando en la fe, puedan salir con todos los Santos al encuentro del Señor”, dice el sacerdote en el momento de entrega del cirio encendido al final de la ceremonia del bautismo.
Dicho de otra forma, el padre, la madre, el padrino y la madrina se comprometen a acompañar al niño o niña a lo largo de su vida cristiana, humanamente y espiritualmente. Pero, ¿cómo cumplen en concreto su misión los padrinos?
Respondisteis afirmativamente a los padres cuando os pidieron ser padrinos, dijisteis sí al sacerdote cuando os preguntó si estabais dispuestos a ayudar a los padres a criar al hijo en la fe cristiana, con mucha dignidad habéis encendido y llevado el cirio durante la ceremonia de bautismo, pero ¡vuestro trabajo no termina ahí! Más bien al contrario, acaba de comenzar.
Y puede empezar con una acción concreta muy sencilla: rezar por vuestro ahijado.
Es probable que vuestras jornadas estén a desbordar, quizás ni siquiera conseguís encontrar un ratito para rezar por vosotros mismos, así que aquí tenéis una mini oración recomendada por la web Hozana y que podéis rezar en cualquier momento pensando en vuestro ahijado o ahijada:
Señor, que tu mano proteja siempre a este niño para que nadie pueda causarle mal. Te doy gracias por tener la suerte de ser su padrino. Te pido que me ayudes a cumplir bien mi papel y a establecer con este niño un vínculo de confianza y afecto. Permíteme estar ahí, junto a sus padres, cerca del niño, para levantarle cada vez que caiga. Amén.
Ya habéis hecho mucho con esto. Habéis confiado a vuestro ahijado o ahijada a la misericordia del Señor y pedido al Espíritu Santo que os ayude en vuestra misión de padrinos. Sin duda, Dios os insuflará la fuerza para repetir regularmente vuestra oración.
Encontrar ocasiones de expresar vuestro afecto (más allá de la Navidad y el cumpleaños)
Un regalo por Navidad, otro por su cumpleaños, y ya tenéis la conciencia tranquila del deber cumplido. Con un mínimo de dedicación, ya encarnáis al padrino o madrina perfectos.
Pero vuestra aportación tendría mucho más valor si estuvierais presentes en los momentos en que vuestro ahijado no os espera necesariamente.
Por ejemplo, celebrar su aniversario de bautismo es una bonita manera de subrayar la importancia del sacramento, el nuevo nacimiento en Cristo.El papa Francisco invitó a ello en muchas ocasiones “para dar gracias a Dios por este don”.
También generará una inmensa alegría en el ahijado que manifestéis vuestra cercanía e interés en los pequeños acontecimientos de la vida, como un campamento de scouts, una excursión escolar, exámenes, lesiones pequeñas o grandes…
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