A veces, compaginar los hijos, el trabajo y otros compromisos implica que no tenemos mucho tiempo para mantener nuestras casas tan limpias y ordenadas como quisiéramos. Podríamos preguntarnos por qué es tan importante en la vida tener un hogar ordenado; después de todo, ¿quién va a darse cuenta de si nuestro aseo no está radiante o si nuestros armarios se cierran a duras penas por la cantidad de ropa que tenemos apilada?
Pues la cuestión está en que nuestras tareas de limpieza y orden pueden ayudarnos a crecer en nuestro interior y, si somos creyentes, a cercarnos más a Dios. Santa Teresa de Lisieux se entregaba a Dios en las tareas más sencillas: pelar patatas, limpiar suelos y cumplir en general con los deberes domésticos del convento.
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También sabemos que cuando hay orden a nuestro alrededor, nos ayuda a pensar con más claridad y nos sentimos más en control de nuestra vida. Incluso si no se nos da especialmente bien ordenar y limpiar, hay pequeños trucos que podemos incorporar a nuestra rutina diaria para conservar el mejor aspecto de nuestro hogar.
Hoy celebramos a...