Fueron asesinados 110 colombianos mientras millones de familias homenajeaban a sus madres. Aunque el número de víctimas disminuyó, para las autoridades el problema es muy preocupante
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Sociólogos, psicólogos, antropólogos, criminalistas y un sinnúmero de profesionales coinciden en que el absurdo número de colombianos asesinados durante el Día de la Madre se debe, en buena parte al alto consumo de alcohol. Los especialistas sostienen que durante la conmemoración —comprendida de viernes a domingo— también hay otras manifestaciones extremas como “el resentimiento familiar”, “el machismo”, “la intolerancia” y “la falta de diálogo”.
Para Ximena Norato, experta en violencia intrafamiliar entrevistada por el diario El Tiempo, son usuales las reuniones de familia para departir y, al mismo tiempo, ingerir bebidas alcohólicas. Sin embargo, cuestiona que esos espacios de celebración se conviertan en lugares para borrachos que pueden explotar porque “somos gente de malos tragos”. En este sentido, la vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, había pedido horas antes que la celebración no se convirtiera en una jornada “de borrachines, violencia, homicidios, violaciones ni acoso sexual, sino de respeto a la mujer”.
La preocupación de la vicepresidenta es válida. Según Andrés Nieto, experto en seguridad ciudadana de la Universidad Central, citado por El Colombiano, “más de la mitad de los casos de muertes violencias y violencia intrafamiliar, el victimario ha consumido algún tipo de licor, doce horas antes de perpetrar el hecho”.
Por su parte, Elías Rafael Geney, psicólogo de la Universidad Tecnológica de Cartagena, el consumo de bebidas embriagantes y los conflictos familiares acumulados —entre ellos el resentimiento— en muchos casos producen los violentos enfrentamientos entre hermanos, primos, tíos y otros parientes. En declaraciones para El Tiempo, el especialista aseguró que el Día de la Madre, por ser una fecha tan especial, con alta carga emocional y la presencia de muchos familiares, “se torna incómodo cuando existen problemas anteriores entre algunos de ellos”.
Esta apreciación coincide con la opinión de la psicóloga Anika Quiñones quien dijo a la agencia Colprensa lo siguiente: “Cuando la emoción y el alcohol confluyen en un mismo escenario [las personas] no pueden establecer lo que pueda llegar a pasar”.
Analistas como Rubén Darío Acosta, del Centro de Estudios Socio-Jurídicos Latinoamericanos, consideran que el entorno de la celebración es muy machista porque el control de la celebración lo tienen los hombres y son ellos quienes deciden qué hacer. En diálogo con El Tiempo, Acosta anotó que esos hombres solo se preocupan de la mamá por un día y por eso en el festejo quieren “demostrar de más y dar más gusto”.
Otro aspecto resaltado por académicos es que la mayoría de los casos violentos registrados se producen en casas de familia, salones comunales o calles de barrios populares en donde madres, hijos y parientes se congregan para compartir un almuerzo o una cena que matizan con alta dosis de alcohol y baile. En muy pocos casos la violencia se presenta en establecimientos comerciales.

Cifras alarmantes
Según la Policía Nacional, el número de muertes disminuyó ligeramente en todo el país, pero no por ello el problema ha desaparecido. El reporte oficial indica que entre el viernes 10 y el domingo 12 de mayo, se reportaron 110 muertes violentas, 26 víctimas menos que en 2018, es decir, que el fenómeno disminuyó el 12 %.
Como en los años anteriores, Las ciudades con más altos índices de homicidios fueron Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, Pereira, Cúcuta y Cartagena.
Los niveles de intolerancia y falta de diálogo entre los familiares, en lugar de disminuir, aumentaron de manera notable. La información policial indca que este año las riñas ascendieron a 17.375, mientras que en 2018 apenas llegaron a 8.025.
La violencia infrafamiliar también disminuyó el 12 %. En 2018 se informó de 611 casos de agresiones entre miembros de una misma familia, mientras que en este año solo se denunciaron 535 hechos. También fueron conocidos por las autoridades 140 casos de violencia de género (contra mujeres).
Las lesiones personales, especialmente con cuchillos, puñales y navajas, tuvieron una reducción del 75 %, al pasar de 1.023 hechos en 2018, a 247 en 2019. Muchos de estos casos, según la Policía, fueron protagonizados por personas alicoradas o intolerantes.
Un hecho resaltado por las autoridades fue la inexistencia de muertos o heridos por balas perdidas, un fenómeno recurrente en Colombia en celebraciones como Navidad y Año Nuevo y que, por lo general, afecta a inocentes menores de edad.
Las autoridades aun no encuentran fórmulas para convertir el Día de la Madre en una fiesta alegre y solidaria. Son múltiples las propuestas, entre ellas, la prohibición de vender bebidas embriagantes en establecimientos comerciales con varios días de anticipación y decretar la ley seca (prohibir el consumo de alcohol) en zonas de ciudades y pueblos donde se presentan hechos de violencia e intolerancia.
También se ha planteado la posibilidad de emprender campañas masivas de educación en escuelas y colegios para enseñarles a los menores el respeto a la vida e integridad de las personas, la tolerancia y el peligro de consumir bebidas alcohólicas.
El camino que le queda por recorrer a Colombia para desterrar este flagelo que en los últimos diez años ha dejado 1.493 asesinatos es largo y complicado. Por ahora, como se dice coloquialmente en las calles, “Tendremos que seguir viendo a madres llorando de tristeza porque sus hijos se van para la cárcel o terminan en el cementerio”.

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