Don Johnson será ejecutado el 16 de mayo por el estado de Tennessee. Parece que no hay vuelta de hoja. Hace 35 años, en 1984, asesinó a su esposa Connie Johnson. Ha confesado ser el asesino. Se ha convertido en la prisión de máxima seguridad de Riverbend.
Tiene a varias personas abogando por su indulto. Entre ellas, tres obispos de las diócesis de Tennessee y su hijastra. Todo depende, ahora, del gobernador Bill Lee.
Tanto los obispos de Memphis, Nashville y Knoxville como su hijastra Cynthia Vaughn ha pedido al gobernador que conmute la pena de muerte y la cambie por cadena perpetua. Desde luego, no exigen la liberación de Johnson. Siguiendo la enseñanza de la Iglesia católica, se han manifestado públicamente en contra de la ejecución.
Cynthia Vaughn, quien una vez apoyó su ejecución, lo ha perdonado tras de treinta años de no haberlo visto. Y ha dicho que ahora su vida “está en paz”. Por su parte los obispos Richard F. Stika (Knoxville), J. Mark Spalding (Nashville) y David P. Talley (Memphis) le han enviado a Lee una carta en la que declaran su “fuerte oposición” frente al Estado por la pena de muerte.
“A nivel nacional, hemos visto a muchas personas liberadas del corredor de la muerte después de que se descubriera que eran inocentes del delito por el que fueron condenados. Basado en un sistema humano tal como es, siempre existe la posibilidad de que el Estado ejecute a una persona inocente. Incluso cuando la culpa es cierta, la ejecución no es necesaria para proteger a la sociedad”, recuerdan los obispos de Tennessee al gobernador Lee.
En 1999, el actual obispo Stika, como sacerdote que era en la arquidiócesis de San Luis (Misuri), se reunió con el Papa Juan Pablo para conmutar la sentencia de muerte de Darrell Mease (en el propio Estado de Misuri) a cadena perpetua. En ese momento, el Papa pidió el fin de la pena de muerte por cruel e innecesario. Dijo que simplemente no es necesario como el único medio para proteger a la sociedad y al mismo tiempo brindar un castigo justo a quienes violan las leyes civiles.
“En lugar de servir como un camino hacia la justicia, la pena de muerte contribuye a la creciente falta de respeto por la vida humana y continúa un ciclo de violencia en la sociedad”, subraya el obispo Stika sobre el pensamiento de San Juan Pablo II y lo propone como camino a seguir en el caso de Johnson.
Más adelante, los obispos estadounidenses dijeron al gobernado Lee que les “complacería” proporcionarle documentación por escrito de la posición de la Iglesia Católica sobre la pena capital o discutir en detalle los fundamentos en los que se basa esa enseñanza. “Damos la bienvenida a cualquier pregunta que pueda tener sobre nuestra enseñanza, ya que nos unimos a muchas otras denominaciones religiosas en firme oposición a la ejecución de incluso aquellos condenados por crímenes atroces”.
Los prelados le instaron a que use su autoridad como gobernador para poner fin a las ejecuciones aceleradas planeadas para este año, y en particular a la ejecución de Donnie Johnson programada para el 16 de mayo. “Como sabe, fue condenado por el brutal asesinato de su esposa, pero incluso su hija ha hablado en contra de su ejecución”, subrayaron en su misiva los obispos de Knoxville, Memphis y Nashville.
Y terminaron diciendo: “A medida que nos acercamos a la temporada de Pascua y a la celebración de la redención a través de la victoria de Jesucristo sobre el pecado y la muerte, está en su poder establecer su legado como gobernador de Tennessee que no preside una ejecución en su vigilia”.
Con información del Tennessee Register
Hoy celebramos a...