El dragón se la comió y ella, al hacer la señal de la cruz, hizo reventar el cuerpo del animal y salir ilesa en cuestión de segundos
Tanto en la iglesia católica como en la ortodoxa es venerada santa Margarita de Antioquía (aunque en Oriente la conocen más como santa Marina), quien forma parte del grupo de los 14 santos auxiliadores. Se le honra el 20 de julio y se le conoce por ayudar a las mujeres en las labores de parto.
Nació en Antioquía de Pisidia (hoy en día Turquía) y era hija de un sacerdote pagano. Su madre murió poco después de su nacimiento y su nodriza le inculcó el cristianismo. Al llegar a la adolescencia, ella decidió bautizarse y consagrar su virginidad a Dios, por lo que su padre la repudió y su nodriza la adoptó.
Un día, mientras pastoreaba unas ovejas (y por eso en algunas imágenes se le representa como campesina), un prefecto romano llamado Olibrio quedó encantado con su belleza y la quiso obligar a renunciar al cristianismo para convertirla en su esposa.
Margarita se negó rotundamente a pesar de las amenazas y, en venganza, el prefecto la llevó a juicio. Allí también ella se negó a venerar a los dioses paganos o renunciar a su fe cristiana, así que fue sometida a diversas torturas y humillaciones. Lo curioso es que mientras rezaba, lograba vencerlas todas, hasta que finalmente la decapitaron.
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