El noviazgo es difícil. Tiendes a abrirte para que la relación con la otra persona avance, pero tampoco quieres compartir mucho de ti y salir lastimado, en caso de que no funcione.
Salir con alguien siempre implica riesgo emocional. Sin embargo, existen algunas directrices que pueden ayudarte a crear parámetros mejores cuando se trata de equilibrar apertura y auto protección en el noviazgo.
Se debe evitar el encerramiento y auto protección extremos. Hacer juegos de estrategia en el noviazgo no lleva a una relación fructífera. Si quieres a alguien, díselo. Habla con la persona. Intenta pasar tiempo con el (ella). No intentes crear misterio o suspenso, por ejemplo, demorando excesivamente en responder a sus mensajes, o haciendo bromas.
El noviazgo en el mundo de hoy es difícil porque no hay guías o fórmulas de noviazgo establecidas a seguir. Entonces, actuar como si no estuvieras interesado(a) en alguien cuando realmente lo estás, solo crea más dificultades en el proceso. Si estuvieras interesado(a), actúa con interés.
En el otro extremo está una apertura total e ilimitada, que debe igualmente evitarse como el exceso de encerramiento. Puedes definitivamente mostrar que estás interesado(a) en alguien sin contar toda la historia de tu vida en el primer encuentro. Y tu pretendiente no necesita conocer todas tus fallas y tus momentos de mayor fragilidad en las primeras semanas de relación. La apertura ilimitada de ti puede dar la idea de necesidad o intimidad al pretendiente, especialmente si la otra persona no estuviera retribuyendo al compartir el mismo tipo de cosas.
Entonces, ¿cuál es el punto de equilibrio entre estos dos extremos? Me gusta llamarlo “apertura progresiva”.
Ahora, si estás saliendo con alguien que está compartiendo más allá de los límites, puedes ayudar a la persona diciéndole: “Yo aún no estoy listo(a) para sumergirme tan hondo aún. Vamos a tocar algunos temas más leves por el momento”. Si el/la pretendiente respeta tu indicación, es buena señal.
Otras observaciones sobre la “apertura progresiva”. En algún momento, para que una relación avance, alguien tiene que admitir algo como “realmente me gustas/realmente te quiero” o “veo la posibilidad de un futuro juntos”. Y mientras más cómodo se esté con el otro, más probable que los corazones y sueños se compartan entre ambos.
Cuando la base de la confianza esté lista, habrá más estabilidad para construir sobre esa base. Incluso así, aún es necesario el valor para compartir los sentimientos, teniendo en cuenta el riesgo del rechazo. Finalmente, cuanto más hondo te sumerjas en una relación, más arriesgarás. Pero si empiezas despacio, demostrando interés, y luego, lentamente, vas revelando quién eres, sin sumergir la cabeza mientras la confianza no esté establecida, entonces estarás marcando un buen principio en la construcción de una relación saludable.
Hoy celebramos a...