En su primer discurso en Bulgaria, país que abandonó hace 30 años “el régimen totalitario que limitaba la libertad”, el Papa Francisco denunció hoy otro mal que amenaza Europa: el invierno demográfico.
“La caída de los nacimientos, por tanto, sumándose al intenso flujo migratorio, ha supuesto la despoblación y el abandono de tantos pueblos y ciudades”, dijo en sus palabras dirigidas este domingo 5 de mayo de 2019, a las autoridades del país, encabezadas por el presidente Rumen Radev, 55 años, general y político búlgaro, en la plaza Atanas Burov.
Migración
Asimismo, el Papa destacó la situación que viven los migrantes que usan la ruta de los Balcanes para llegar a Europa, caravanas de personas, especialmente desde Medio Oriente.
“Bulgaria debe hacer frente al fenómeno de aquellos que buscan entrar dentro de sus fronteras, para huir de la guerra y los conflictos o la miseria, e intentan alcanzar de cualquier forma las zonas más ricas del continente europeo, para encontrar nuevas oportunidades de existencia o simplemente un refugio seguro”.
Jóvenes
El Papa se dirigió al presidente búlgaro y reconoció el compromiso que hace el país desde hace años para que, sobre todo los jóvenes, “no se vean obligados a emigrar”.
“Ojalá que esta tierra, delimitada por el gran río Danubio y las orillas del mar Negro, fertilizada por el trabajo humilde de tantas generaciones y abierta al intercambio cultural y comercial, integrada en la Unión Europea y con sólidos vínculos con Rusia y Turquía, pueda ofrecer a sus hijos un futuro de esperanza”.
Puente del Este
Francisco se alegró de visitar Bulgaria, “puente entre Europa del este y del sur, puerta abierta hacia el cercano oriente; una tierra en la que han arraigado antiguas raíces cristianas”.
En su discurso a las autoridades civiles, agradeció al presidente por sus palabras y recibimiento. “Aquí la diversidad, en el respeto de las específicas peculiaridades, es vista como una oportunidad, una riqueza, y no como un motivo de conflicto”.
El viaje del Papa es también una ocasión para estrechar relaciones con los ortodoxos. Así, envió con deferencia su saludo al Patriarca Neofit, a los Metropolitas y a los Obispos del Santo Sínodo, y a todos los fieles de la Iglesia Ortodoxa Búlgara.
Cirilo y Metodio
A propósito, rememoró la tradición que dura ya 50 años: El viaje de una delegación oficial búlgara al Vaticano con ocasión de la fiesta de los santos Cirilo y Metodio. Se trata de un grupo conformado por las más altas Autoridades civiles y eclesiásticas.
“Ellos evangelizaron los pueblos eslavos y fueron el origen del desarrollo de su lengua y cultura y sobre todo de abundantes y duraderos frutos de testimonio cristiano y de santidad”, aseguró el Papa.
“Sean benditos los santos Cirilo y Metodio, copatronos de Europa, que, con sus oraciones, su ingenio y su concorde fatiga apostólica son ejemplo para nosotros y permanecen, después de más de un milenio, inspiradores del diálogo fecundo, de la armonía, del encuentro fraterno entre las Iglesias, los Estados y los pueblos”, añadió.
Confirmar en la fe a los católicos
Además, dirigió un afectuoso saludo al clero y a todos los miembros de la Iglesia Católica, a los que dijo: “vengo a confirmar en la fe”. Igualmente, recordó,las otras Comunidades eclesiales, a los miembros de la Comunidad hebrea y a los fieles del islam.
Dos papas santos: Juan Pablo II y Juan XXIII
El Pontífice latinoamericano se une “simbólicamente” a la visita que realizó san Juan Pablo II en mayo de 2002 y se desarrolla en el grato recuerdo de la presencia en Sofía, por más de un decenio, del entonces Delegado Apostólico Mons. Angelo Giuseppe Roncalli (Papa Juan XXIII).
“San Juan XXIII trabajó infatigablemente para promover la colaboración fraterna entre todos los cristianos, y gracias al Concilio Vaticano II, que él convocó y presidió en su primera fase, dio un gran impulso y fuerza al desarrollo de las relaciones ecuménicas”.
De hecho, el tema de este viaje apostólico: “Pacem in Terris” (Paz en la Tierra), está inspirado en la encíclica de san Juan XXIII.
Hoy celebramos a...