La Universidad de Oviedo acaba de hacer público un estudio sobre cuál es la mejor actitud de los padres con respecto a los deberes que los niños llevan a casa
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En la preocupación de los padres por educar a sus hijos de forma correcta, muchos se preguntan qué deben hacer cuando el niño llega a casa con tareas. ¿Debe ser lo primero que hagan? ¿Hay que marcarles un horario diario? Y en cuanto a la forma de hacer esos deberes, ¿es bueno dejarlos solos?, ¿o es mejor estar con ellos y hacer seguimiento pormenorizado de cada asignatura?
Esta cuestión está en debate, pero parece que los estudios tienden a situarse en una dirección. Frente a quienes dicen que los padres deben estar muy pendientes y controlar al niño acerca de sus horarios y de cómo responden a cada ejercicio, corregirles, explicarles y adelantarse a sus dudas si es necesario, los expertos proponen otra actitud pedagógica.
Si lo que quieren los padres es formar a su hijos en libertad y hacer que crezcan en responsabilidad, un informe de la Universidad de Oviedo les acaba de manifestar que no deben controlar los deberes del niño.
¿Qué significa no controlar? El estudio de la Universidad, obtenido del cruce de datos de estudiantes de Secundaria en España, asegura que los niños que desarrollan mejor sus capacidades son aquellos cuyos padres dejan que sean ellos quienes asuman su parcela de responsabilidad en las tareas que el profesor manda hacer en casa.
Por lo tanto, no a los padres helicóptero.
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Ni tampoco conviene ser un padre “cortacésped”.
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¿Significa eso que no hay que ayudarlos? No. El estudio sugiere que la ayuda debe permitir al niño algunas cosas:
–que sea responsable de si hace o no los deberes.
–que sea dependiente solo de los padres cuando no comprende alguna cuestión.
-que los padres favorezcan que el niño decida hacer los deberes.
-que los padres no vayan más allá de la necesidad de ayuda del niño, esto es, no le hagan los deberes.
Cuántas veces hemos visto u oído decir que es papá quien acaba resolviendo el problema o que es mamá la que acaba haciendo el dibujo que encargaron a su hijo.
Este reciente informe de la Universidad de Oviedo resalta que los deberes son parte de la educación académica y que, por lo tanto, los padres han de estar en relación con ellos “lo imprescindible”. No es bueno, por lo tanto, la sobreprotección (hacer los deberes bien para que sea el primero de la clase) o el seguimiento controlador (mover la voluntad del niño de manera que no se le deja otra opción).
Organizar los deberes sí, hacerlos con ellos no
Estas conclusiones se complementan con un reciente estudio del Instituto Catalán de Evaluación de Políticas Públicas (Ivàlua) y la Fundación Jaume Bofill de Barcelona, hecho público en octubre del año pasado, que pone de manifiesto los límites que han de tener los padres en su colaboración con los niños.

En este caso, el estudio considera positivo que los padres organicen los deberes con sus hijos, pero cree que está contraindicado que los hagan con ellos.
Vistos los dos documentos, puede favorecer el desarrollo educativo que al llegar a casa el niño, uno de los mayores le ayude a organizar el horario, de modo que haya tiempo para lo que queremos que haga: merienda, juegos, lectura, conversación, deberes… Es bueno que le ayudemos a dedicar tiempos concretos al estudio, por ejemplo, que sea siempre después de la merienda y que para cada asignatura tenga un tiempo marcado que él mismo pueda evaluar.
En esa organización del tiempo debe estar presente cuánto tiempo dedican a la televisión, al ordenador y a las pantallas en general.
Depende de la edad, ese seguimiento del horario comenzará por hacerlo papá o mamá y, conforme el niño va creciendo, quedará en sus manos. Así, va adquiriendo responsabilidad sabiendo que es libre para decidir eso o lo contrario. Al día siguiente verá si obró correctamente.
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