Al iniciar esta semana, mediante un memorando dirigido a Kevin McAleenan, secretario interino de Seguridad Nacional y al fiscal general William Barr, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó la puesta en marcha de nuevas y significativas restricciones para los migrantes que buscan asilo en su país.
El mandatario estadounidense ordenó que se fije una tarifa para los solicitantes de asilo y para migrantes que soliciten permisos de trabajo. A los inmigrantes que hayan ingresado o tratado de ingresar ilegalmente, incluidos los que buscan asilo, también se les prohibirá recibir una autorización de trabajo mientras se adjudica su caso.
La orden también requiere que todos los casos en el tribunal de inmigración se resuelvan en 180 días, al tiempo que dio a los funcionarios federales un plazo de 90 días para llevar a cabo todos los objetivos planteados en el memorando, una medida más para pasar no pasar por el Congreso y frenar la inmigración de personas provenientes de Centroamérica.
“¡Si los demócratas no nos dan los votos para cambiar nuestras débiles, ineficaces y peligrosas leyes de inmigración, debemos luchar duro por estos votos en las elecciones de 2020!” tuteó el presidente Trump poco tiempo después de emitir el memorando cuyo trasfondo son los 103.000 inmigrantes detenidos en la frontera sur durante el pasado mes de marzo, el mayor número en doce años.
En la nota dirigida al Fiscal General y al Secretario de Seguridad Nacional, Trump dijo que “el sistema de inmigración y asilo está en crisis como consecuencia de la migración masiva de extranjeros a través de nuestra frontera sur” e hizo mención de las caravanas de migrantes provenientes de Centroamérica y grandes grupos que viajan con niños.
“Los amplios recursos requeridos para procesar y cuidar a estas personas alejan al personal de Aduanas y Protección Fronteriza de proteger las fronteras de nuestra nación”, escribió Trump en el memorando. “Además, las organizaciones ilícitas se benefician económicamente al contrabandear extranjeros ilegales a los Estados Unidos y alentar el abuso de nuestros procedimientos de asilo. Esta explotación estratégica de los programas humanitarios, socava la seguridad y la soberanía de nuestra nación”, agregó el mandatario.
El propósito de las nuevas normas –siempre según el memorando enviado por Trump a inicio de esta semana– es “fortalecer los procedimientos de asilo para salvaguardar nuestro sistema contra el abuso desenfrenado de nuestro proceso de asilo”.
Retórica deshumanizadora
En este mismo orden de ideas, el obispo Mark J. Seitz, de la diócesis de El Paso, Texas, testificó el 30 de abril durante una audiencia ante el Comité de Seguridad Nacional, Facilitación y Operaciones de la Comisión de Seguridad Nacional en Washington. Habló de la respuesta de su diócesis y de otras comunidades fronterizas de ayudar a las familias que buscan asilo que han sido liberadas por el Departamento de Seguridad Nacional.
El obispo Seitz dijo que el gobierno estadounidense “tiene la responsabilidad de cuidar a las personas que llegan con solicitudes creíbles de asilo y la responsabilidad de ayudar a cualquier persona que lo necesite desesperadamente dentro de nuestras fronteras”.
“Es un honor para la Iglesia y para los cristianos en general servir a estas personas vulnerables”, dijo, Seitz, y declaró que si bien no evaden la responsabilidad que como cristianos tienen de atender al migrantes, pero están siendo rebasados por lo que necesitan ser reconocidos por el gobierno como una ayuda.
Por lo demás, el obispo de El Paso reconoció en su comparecencia que “hay serias preocupaciones sobre el maltrato que las familias reciben a lo largo del peligroso viaje migratorio y, a veces, a manos de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos”.
Y sin referirse directamente a Trump, Seitz apuntó: “Me preocupa que con la continua retórica deshumanizadora sobre los inmigrantes y los refugiados, haya empezado a tomar forma una cultura de falta de respeto y las correspondientes políticas negativas para aquellos que acuden en busca de refugio”.
Seitz dijo en su comparecencia que “como han señalado mis hermanos obispos a lo largo de la frontera entre Texas y el norte de México, estas políticas perjudican a nuestros hermanos y hermanas inmigrantes necesitados”. El prelado instó a la administración a “repensar” la política de “Permanecer en México” porque obliga a las personas vulnerables a esperar en condiciones inciertas y peligrosas en México y “plantea graves preocupaciones de seguridad, humanitarias y de debido proceso”.
“Nuestra nación ha tenido una larga y orgullosa historia de brindar un trato humano y un debido proceso a los solicitantes de asilo. Les insto a que rechacemos las políticas y propuestas que abandonarían esta tradición y le pido a nuestro gobierno que recuerde que los que huyen a nuestra frontera no son el ‘otro’ sino son también hijos de Dios”.
Hoy celebramos a...