En el nuevo número de BenEssere, la salud con el alma que está ahora en los quioscos, hay un artículo interesante a cargo de Alessandro Antonietti profesor de Psicología de la Universidad Católica de Milán.
Las habilidades para la vida
El profesor nos informa que la Organización Mundial de la Salud desde hace tiempo empezó a estimular a los países miembros a activar iniciativas dirigidas a desarrollar en los propios ciudadanos las así llamadas “habilidades para la vida” (life skills): esos recursos personales indispensables para cuidar lo mejor posible la salud a través de las capacidades para documentarse y valorar críticamente la informaciones recogidas con el fin de asumir responsablemente las decisiones más oportunas.
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La creatividad favorece el bienestar
La creatividad es considerada parte de estas habilidades para la vida, y su incremento es considerado capaz de favorecer el bienestar, a pesar de un antiguo prejuicio cultural que la asociaba en cambio al trastorno mental y al desajuste social, ejemplificado por el dicho de que vinculaba el genio al desorden.
Por lo tanto, el individuo que evidenciaba una destacada originalidad era entendido como sujeto psíquicamente trastornado o potencialmente como tal, por la presencia de un cierto infantilismo del pensamiento y de las modalidades de razonamiento no convencionales, unido a una menor inhibición del instinto, características que eran consideradas reveladoras de una patología mental.
Entre auténtica creatividad y psicopatología existen claras diferencias, afirma Antonietti, ya que los procesos imaginativos que fundamentan la primera, a diferencia de los presentes en la otra, aunque no convencionales, están dirigidos a lograr un propósito concreto, siguen siendo controlables por su autor, que puede hacerlos comprensibles y, con el tiempo, compartirlos con otros.
La creatividad es un recurso valioso
La creatividad por lo tanto hoy ha asumido una acepción fuertemente positiva, incluido el sentido de una promoción del bienestar y de la prevención de disfunciones emocionales que una excesiva rigidez de pensamiento y comportamiento podrían determinar.
La capacidad en determinados momentos de “romper los esquemas” puede contribuir a hacernos sentir más realizados y satisfechos, además de constituir un recurso valioso para enfrentar problemas concretos de la vida y las dificultades relacionales, de otra forma no solucionables, encontrando soluciones inéditas pero funcionales.
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Así, un tenedor oportunamente usado puede convertirse en un abridor de botellas cuando no disponemos de un descorchador, o para ayudar a recuperar la confianza en uno mismo puedo recurrir a pedir ayuda, que luego haré que resulte valioso para acrecentar la autoestima carente.
Estas son dos simples ejemplificaciones del poder representado por la creatividad en nuestra vida de todos los días, mejorando la calidad y la relativa satisfacción.
Solo nos queda comenzar a participar en actividades, y cada uno identificará la más agradable, capaz de estimular la imaginación, esa imaginación un poco atrofiada por la rutina diaria.
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