Fue la instrucción pastoral del Cardenal Administrador Apostólico de Caracas para un pueblo agobiado por el peso de su cruzVale la pena compilar acá algunos de los más hermosos y sugerentes párrafos de las prédicas que los obispos venezolanos dedicaron a este pueblo, que ya los mira como a modernos cireneos, en su tarea pastoral de acompañar a creyentes y no creyentes en nuestros particulares calvarios. Hacen que la cruz sea más liviana puesto que no nos está dado eludirla. Bien lo recordó la víspera el Papa Francisco: la Cruz no es negociable.
Los templos están a reventar; las procesiones, más concurridas que nunca y emociona sentir el fervor popular que se adhiere a la piel cuando compartimos en plena calle. Desde los púlpitos resuena la voz firme de obispos y sacerdotes quienes, resueltos a fortalecer la ilusión y sembrarla en los corazones reacios, predican en clave de esperanza con sus mejores ánimos y sus más sólidos argumentos.
El Cardenal Baltazar Porras, al frente de la arquidiócesis capitalina, arrancó fuerte en la Misa Crismal: “Que el dolor y la pena insoportable de los escándalos provocados por nosotros mismos, al igual que el dolor y la pena a la que somos sometidos por quienes no respetan los derechos humanos elementales y nos quieren esclavizar con sistemas inhumanos, no quiebren la reciedumbre de una vocación que nos invita a cantar eternamente las misericordias del Señor….El Papa Francisco nos recordaba recientemente: “¡No nos desanimemos! El Señor está purificando a su esposa y está convirtiéndonos a todos. Nos está haciendo experimentar la prueba para que comprendamos que sin Él somos polvo. Nos está salvando de la hipocresía y de la espiritualidad de las apariencias”.
Al iniciar el Vía Crucis de La Montaña, el cual da inicio a la Semana Santa en Mérida -zona andina-el cual que recorre las principales calles del centro histórico de “La Ciudad de Los Caballeros” y finaliza con una eucaristía en lo alto de la montaña, cerca de la primera estación del teleférico más largo y alto del mundo, el cardenal arzobispo de Mérida recordó lo que esta Semana Santa significará para Venezuela, “que esa paz y esa vida plena vuelva a un país en el que todos podamos sonreír sin distinción ni restricción”.
El obispo auxiliar de ese enclave andino, Mons Monseñor Luis Enrique –Kike- Rojas, abordó con reciedumbre la Cuaresma 2019, imprevistamente sellada por el brutal colapso del servicio de provisión de flujo eléctrico, agravado, en vastas áreas de Venezuela, por falta de agua potable en los hogares.
Mención especial merece la anécdota joven y valiente obispo, quien, sintiendo la angustia de sus vecinos en la Avenida Cardenal Quintero (zona turbulenta y golpeada por represión), decidió rezar el rosario a viva voz desde su ventana y –sin proponérselo- incorporó todos los apartamentos, cada uno con su respectiva vela encendida.
Las letanías fueron respondidas con indignados toques de cacerolas, y la actitud derrotista y amarga cambió a combativa, esperanzada y serena. Parece haber sido instrumento del Señor para reafirmar esa convicción tan cristiana: “Donde abundó la maldad sobreabundó la gracia”.
Que esta Semana Santa sea una gran oportunidad para el reencuentro y que la pascua nos encuentre repotenciados en la unión y la libertad”, oró el Obispo Auxiliar de Mérida en la Misa del Nazareno .
En el contexto temporal el prelado exhortó a que los fieles aprendan a cargar la cruz para asirse de ella y saber levantarse en cada oportunidad que el sentimiento de desesperanza les agobie. “Aprendamos a identificarnos con los buenos principios y los derechos humanos fundamentales”, puntualizó el pastor al meditar sobre el abandono que pudo sentir Jesús al verse traicionado por uno de sus apóstoles, “que el dinero no nos haga traicionar nuestros principios”…
“Hoy a muchos de nuestros hermanos que están presos o que han huido del país, les han puesto precio”, aseguro Monseñor, “que aprendamos este miércoles Santo a degustar el manto del Nazareno en este víacrucis que vivimos los venezolanos”.
Mons. Fernando Castro, Obispo de la preciosa isla de Margarita, colocó en su perfil de tuiter: “Llevo en mi corazón el amor de Jesús que carga la cruz por todos. Pidamos al Nazareno por los enfermos, por los niños que tienen hambre, por los ancianos, por los presos, por los perseguidos que buscan la justicia, por los margariteños y por todos los venezolanos.”
Monseñor Raúl Biord Castillo, dinámico Obispo de La Guaira –litoral capitalino- , y sobrino del cardenal Rosalio Castillo Lara, quien fuera gobernador de la Ciudad del Vaticano y Administrador de la Santa Sede, venezolano que sirvió a tres papas por 40 años, aseguró, a propósito de la misa de este Miércoles Santo, que “son muchas las lágrimas” que presentamos hoy al Nazareno, entre otras cosas, “por los hijos que se han ido a otros países”, por los que están presos y por los que no encuentran medicinas.
“Ese llanto de las mamás es recogido por Dios”, afirmó celebrando la misa central ante el Nazareno de San Pablo, desde una abarrotada Basílica de Santa Teresa, en pleno centro de Caracas.
Monseñor Biord comentó que la vía que elige Dios, no es la vía de la violencia, ni de los prepotentes, a la vez que pidió que se elevaran plegarias al Nazareno por Venezuela, “para que nuestra patria vuelva a ser lo que queremos”.
Monseñor Ovidio Pérez Morales, Obispo Emérito de Los Teques publicó en sus redes sociales: “Cuando contemplemos al Nazareno recordemos que Él nos invita a reconocerlo y servirlo en nuestro prójimo, especialmente el más necesitado. Leamos la descripción que Jesús mismo nos hace del Juicio Final Mateo 25,31-46)”
En la procesión del Nazareno, que partió de la Catedral Metropolitana de Ciudad Bolívar, el Obispo Ulises Gutiérrez llamó a una más cerrada unidad: “Venezuela sufre la Pasión de Cristo en su gente, sometida por el régimen usurpador a tantas carencias: alimentos, medicinas, servicios. Todos debemos activarnos para ayudar a liberarnos de esa pesada cruz. Sumemos esfuerzos para que Venezuela pueda celebrar su Pascua de Resurrección”.
Monseñor Víctor Hugo Basabe, Obispo de San Felipe y Barquisimeto, amenazado por Maduro, en cadena de radio y televisión, de “meterlo preso” por su homilía ante la Divina Pastora, denunció: “Es verdaderamente repudiable lo que sucede en Venezuela. La gente muere por falta de medicamentos y al gobierno de Nicolas Maduro no le importa. Es más, le molesta que se ayude. Haciendo uso de eufemismos “jurídicos” pretenden impedir que Cáritas San Felipe ayude a este pueblo.
Y arremetió el 15 de abril en su cuenta de tuiter: “Hoy se presentó en la Curia de San Felipe el “Servicio Autónomo de Contraloría Sanitaria de Yaracuy” queriendo hacer una “inspección” de los medicamentos que entrega Cáritas a la gente necesitada que busca ayuda. No se los permití, es inmoral que un Estado que no ayuda te persiga”.
El obispo del Táchira, Monseñor Mario Moronta, el mismo a quien acaban de impedir que cumpla con la tradición de celebrar el Jueves Santo en la cárcel de San Cristóbal, junto a los reclusos, predicaba en la catedral de San Cristóbal:
“Entre otras cosas que podemos experimentar hoy, introducirnos en el amor de Dios, es sentir que Él mismo nos lava nuestros pies y nos regala la ternura de su agua refrescante. Es experimentar que también nosotros podemos lavarles los pies a tantas personas que lo necesitan. Con nuestra decisión de hacerlo, podremos atraer a muchos alejados, levantar el ánimo de los decaídos y desconsolados, quitar el sucio del pecado que estorba a no pocos en su caminar humano; invitar a que se unan a nosotros para que en el amor fraterno podamos ser reconocidos cuales discípulos de Jesús … Recordamos el evento pascual de liberación de los hebreos de la esclavitud de Egipto. Al hacerlo, volvemos a sentir el ímpetu de un Dios que ha escuchado el clamor de su pueblo y le da la fuerza para salir de la esclavitud”. Elemento esencial, recalcaba, es “la perseverancia, pues no sólo consiste en hacer la celebración anual, sino permanecer fieles en lo que ella encierra, la libertad de toda esclavitud, así como la fidelidad a la alianza”.
Dios nos ha dotado de pastores lúcidos y valientes. Que así sea!.-