Los niños, sobre todo desde los primeros años de vida hasta los 9, están llenos de energía, siempre en movimiento y descubriendo el mundo. Pero ¿cuál es el límite entre una actitud infantil normal y una patología real?
Soy una mamá de dos espléndidos niños de 4 y 6 años, Ginevra y Marco, y pronto llegará también Chiara. Últimamente Marco tanto en casa como en la escuela ha empezado a estar siempre agitado, no se está quieto y pide constantemente atención u objetos que parecen no ser suficientes. Siempre ha sido un niño despierto, pero se vuelto muy inquieto y las maestras dicen que es hiperactivo… ¿me debo preocupar? Mi marido y yo no sabemos ya qué hacer. Para nosotros es nuestra pequeña peste, pero nos hemos empezado a preocupar por que esté experimentando un malestar. ¿Nos puede ayudar a entender qué hacer?
Las pequeñas pestes preocupan y cansan a muchos padres que a menudo no saben qué hacer, precisamente como Francesca y su marido.
Padres y educadores describen a estos niños como “los niños demasiado”, demasiado inquietos, demasiado ruidosos, demasiado agitados, con demasiadas exigencias de atención, juegos y comida.
También Marco en las palabras de la madre es descrito como un niño “demasiado inquieto”, pero ¿detrás de la excesiva inquietud o las numerosas exigencias de los niños se oculta algo?

Los niños, sobre todo desde los primeros años de vida hasta los 9, están llenos de energía, siempre en movimiento y descubriendo el mundo, sienten curiosidad por sus coetáneos y adultos y exploran activamente la casa, la clase y los ambientes nuevos: es durante estos años que se construyen las bases de la subjetividad del pequeño.
Los niños hiperactivos no dejan de moverse; no logran mantenerse concentrados; no escuchan; molestan en clase creando a menudo situaciones peligrosas para sí mismos y para los compañeros; no logran desarrollar relaciones de amistad y no respetan a los adultos de referencia (educadores, profesores, etc.).
La inquietud con el tiempo puede regularse y orientarse, el niño hiperactivo es, en cambio, a menudo incapaz de crear vínculos y de interesarse por el contexto social.
Es necesario, por lo tanto, saber discriminar entre una inquietud normal, típica de la infancia, y la hiperactividad real.

Los niños de hoy están, además, inmersos en un mundo lleno de estímulos, por lo tanto, su inquietud puede ser tanto la respuesta a un exceso de estímulos ambientales como una exigencia de atención.
En el caso de Marco, por ejemplo, la llegada de una nueva hermanita puede conllevar miedo a perder el amor de mamá y del papá.
Dedicarle un tiempo podría tranquilizarlo y ser una oportunidad para crear nuevos momentos únicos y singulares para toda o para parte de la familia.
Cuando los pequeños se vuelven pequeñas pestes y vuelven locos a los padres para llamarles la atención, puede ser útil encontrar actividades para hacer juntos.

Como se lee en la carta de Francesca, además, el pequeño Marco pide con insistencia objetos que, por lo que parece, no le son suficientes.
A menudo, de hecho, las peticiones no tienen que ver mucho con la posibilidad de tener este u otro juguete, sino a la necesidad de ocupar un lugar especial en el corazón de la mamá y el papá, los cuales deben también estar dispuestos a establecer ciertos límites y reglas con convicción y decisión.
Los comportamientos de un niño particularmente exuberante ponen a prueba la capacidad de los padres de imponer límites: puede ser difícil y cansado decir “no” o “basta”, pero para las madres y los padres de hoy es un desafío muy importante.
También porque tanto los hiperactivos como los inquietos se enfrentan con los límites, pero si los primeros a menudo los desafían y no los aceptan, los segundos en cambio pueden reconocerlos y llegar a comprender que no siempre es posible hacer todo lo que se quiere.
En ese sentido, los padres también pueden ofrecer un modelo: a través de las palabras y comportamientos, comunican que saben hacerse con las reglas.

¿Qué es la hiperactividad?

Es importante evitar…
El uso equivocado del término hiperactividad, hoy difundido y presente en fórmulas como “el niño es hiperactivo”. A veces usado también por las mismas profesoras, corre el riesgo de provocar exclusivamente gran preocupación y confusión en los padres y etiquetar al pequeño.

Asociación Pollicino y del Centro de Crisis Parental de Onlus. info@pollicinoonlus.ithttp://www.pollicinoonlus.it
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Por Giulia Colò, psicóloga, miembro del Equipo de la Asociación Pollicino y del Centro de Crisis Parental de Onlus.