Los zapatos interfieren en el desarrollo neurológico y físico de un niño
Cuando vivíamos en Florida, mis hijos básicamente nunca usaban zapatos. Cada uno de ellos tenía por lo menos un par para la escuela que generalmente usaban para ir a la iglesia, y teníamos infinitos pares de chanclas y sandalias alrededor de la casa… pero cuando ellos salían, era inevitablemente descalzos.
A decir verdad, eso nunca me incomodó. Los pies son más fáciles de limpiar que los zapatos, y siempre parecía que mis hijos corrían, brincaban y jugaban mucho mejor sin zapatos.
Cuando nos mudamos de vuelta a Texas, sin embargo, estábamos nuevamente en una tierra de estaciones. Los zapatos se volvieron un componente vital del armario de mis hijos. Y, gradualmente, a lo largo del año pasado, independientemente del tiempo, mis hijos perdieron el hábito de salir de casa descalzos. Yo realmente no había pensado mucho en eso hasta ayer, cuando el sol salió después de días de lluvia fría, y mis hijos salieron corriendo para disfrutar.
En su entusiasmo, salieron descalzos. Casi inmediatamente, Isaac, de 3 años, se tropezó. Pocos minutos después, Lincoln, de 6, pidió calcetines y zapatos para que sus pies no se mojaran… algo que nunca lo había incomodado durante toda su infancia en Florida. De hecho, según el especialista en desarrollo infantil Rae Pica, estar descalzo es vital para el desarrollo de los niños:
Entre otras cosas, es importante para el desarrollo del sistema nervioso y para el desarrollo ideal del cerebro también. Pasa que los pies son las partes más ricas en nervios del cuerpo humano, lo que significa que contribuyen a la construcción de vías neurológicas en el cerebro. Ponerse zapatos, por lo tanto, significa que estamos eliminando oportunidades para que los cerebros de los niños desarrollen nuevas conexiones neuronales.
La verdad es que muchos podólogos afirman que los zapatos pueden ser mucho más perjudiciales a los pies pequeños de lo que imaginamos. Los pies deben poder desarrollarse naturalmente, no conforme a la forma de un zapato. Además de eso, los zapatos generalmente pueden restringir el movimiento de los pies y pueden afectar negativamente el andar, el equilibrio, el desarrollo sensorial y la propiocepción (la comprensión de la orientación de nuestro cuerpo en el espacio a nuestro alrededor).
Ayer en la noche, mi mamá me estaba contando sobre cómo Isaac se había tropezado nuevamente más temprano ese día, y ella mencionó que él parece tener un poco menos de coordinación. Yo mismo me lo había preguntado.
La mayor diferencia, claro, es que, de todos mis hijos, Isaac pasó mucho más tiempo de bebé y niño con zapatos. A veces, a causa del tiempo, con certeza, pero con más frecuencia, simplemente porque las personas en Texas no andan descalzas como todos en Florida.
Pero, en conformidad con las normas culturales, yo sin saber, le quité a mi hijo más chico una fuente dada por Dios de desarrollo neurológico y físico – el suelo bajo sus pies. Él no es naturalmente torpe, pero no tuvo la oportunidad de desarrollar sus pies de la manera que Dios pretendía que todos los desarrolláramos – sintiendo el pasto, observando el lodo entre los dedos de los pies y aprendiendo a correr, saltar y caminar de la manera en que nuestros cuerpos fueron diseñados, sin la interferencia o dependencia de suelas duras y soportes.
Afortunadamente, este año, voy a reincorporar a mis hijos en la alegría de andar descalzos…no importa lo que piensen los vecinos.