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“Bebidas energéticas” más riesgos para la salud que beneficios

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María Eugenia Brun - publicado el 20/03/19
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El consumo de bebidas energizantes se ha disparado en los últimos años y los principales consumidores son jóvenes y niñosEl consumo de bebidas energizantes se ha disparado en los últimos años y los principales consumidores son jóvenes y niños. 

“Bebidas energéticas” es una acepción que nos hace creer o pensar que nos proporciona energía, y la publicidad, por ejemplo, en el año 2000 las anunciaba como productos para mantener a la gente activa, y parecían ser la cura a la somnolencia y al agotamiento.

Los consumidores dicen que las usan para casi todo. Los deportistas la consumen para aumentar su rendimiento físico, los estudiantes porque los ayuda a concentrarse, a rendir más, otros para mantenerse despiertos, y los que salen para mezclarlas con bebidas alcohólicas… 

Tiene varios usos y están de moda ya hace un par de años, pero ¿sabemos realmente lo que estamos tomando, su contenido y sus riesgos para para la salud? Es motivo de preocupación en los centros de salud debido a su alto consumo en edades muy tempranas y puede genera más problemas que beneficios.

¿Qué son y qué contienen?

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Las bebidas energéticas son preparados estimulantes, compuestos de: 

  • Cafeína contienen mucha cantidad (32 mg cada 100 ml, y a veces más)
  • Hidratos de carbono (más precisamente glucosa, glucoronolactona, fructuosa o sacarosa)
  • Suplementos dietarios como taurina (un aminoácido que nuestro cuerpo fabrica por sí mismo), vitaminas (niacina, el ácido pantoténico, la vitamina B6 y la vitamina B12) y minerales 
  • Extractos vegetales o acidulantes (como el ácido cítrico y citrato de sodio)
  • Conservantes (benzoato de sodio)
  • Saborizantes (cítrico) 
  • Colorantes http://www.scielo.org.co/pdf/iat/v31n1/0121-0793-iat-31-01-00065.pdf 

El consumo de estas bebidas supone algunos riesgos para la salud 

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Sheila Fitzgerald

Uno de ellos es que se está tomando demasiada azúcar. En muchas de estas bebidas con el fin de solapar el sabor de la cafeína se agrega azúcar, se puede encontrar 60 gramos de azúcar en una lata de 553 ml https://www.sinazucar.org/foto/monster/ , superando ampliamente las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 50 gramos por día y mejor si es menos de 25 gramos (equivalente a 6 cucharaditas tipo café) https://www.who.int/nutrition/publications/guidelines/sugar_intake_information_note_es.pdf?ua=1 lo que puede generar problemas como caries, obesidad o diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares. 

El otro problema es el consumo excesivo de cafeína, que lo utilizan en estas bebidas por ser un estimulante. 

Expertos en Nutrición, Alergias y Dietéticos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha informado que, en dosis de al menos 75 mg., la cafeína sí mejora diversos procesos cognitivos relacionados con un aumento de la atención, memoria o aprendizaje. Pero un consumo excesivo puede generar trastornos alterando la calidad del sueño, la tensión arterial, producir palpitaciones cardíacas, náuseas, vómitos o incluso convulsiones.

Al beber una lata de 500 ml ya se están ingiriendo 160 mg de cafeína, y ni hablar si se toman tres o más latas en un día que estaríamos superando los 480 mg de cafeína.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha dicho que una cantidad de 400 miligramos al día (son cuatro a cinco tazas de café) para los adultos dependiendo del peso corporal y el nivel de tolerancia a este compuesto de la persona no se relaciona con efectos negativos peligrosos, pero no ha establecido un nivel para los niños. Mientras que la Academia Americana de Pediatría desaconseja el consumo de cafeína u otros estimulantes por parte de los niños y adolescentes.

La FDA reconoce los riesgos del alto consumo de cafeína e impone un límite de 71 miligramos en las gaseosas de 354 mililitros. Sin embargo, aún no ha impuesto límites al contenido de cafeína de las bebidas energizantes.

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Ash Pollard

Por último, el otro inconveniente más peligroso (principalmente en los menores de edad), es la combinación de estas bebidas energizantes con alcohol. 

Las populares de la noche son las “energy drinks” que suelen ser muy demandadas en las barras de los bares o boliches por los jóvenes.

El gran problema es que al contener una elevada cantidad de cafeína enmascara los efectos depresores del alcohol sobre el sistema nervioso central, haciendo que los efectos del alcohol tarden en aparecer y por consiguiente la persona pueda seguir tomando alcohol sin sentirse mal, te permite beber sin controlar las cantidades, y aumenta las posibilidades de sufrir una intoxicación etílica (coma etílico).

Cuando los consumidores son menores las reacciones pueden ser más fuertes, porque suelen ser muy sensibles a la cafeína, y por lo general no están acostumbrados a ese tipo de productos.

En los Estados Unidos se calcula que los que consumen regularmente bebidas energizantes un 30 % son personas jóvenes, y de estos, dos tercios están entre 13-35 años y la mayoría el 64 % son hombres.

Mientras que la última encuesta realizada por la Unión Europea, destaca que “el 80% de los adolescentes europeos consumen este tipo de bebidas habitualmente, y lo que es peor, casi el 20% de los niños de entre 3 y 10 años”.

Algo también importante a destacar es el valor calórico alto que tienen estas bebidas, si lo comparamos con un refresco cola de 500 ml, tiene el doble de calorías (refresco 139 kcal, energizante 300 kcal), y más conociendo que los consumidores habituales son la población infantil y juvenil, dos colectivos que presentan en muchos países altos niveles de obesidad.

Aún existen varias lagunas acerca de las bebidas energéticas, que se pueden considerar saludables. Por tanto, ante el alto consumo de estas bebidas principalmente en los jóvenes y niños es necesario educar en un consumo responsable. 

Lo primero evitar su consumo en niños ya que no aportan ningún beneficio comprobado sino todo lo contrario. En el caso de los adultos si se toma que sea esporádicamente, no a diario, controlando la cantidad y sin mezclarse con alcohol, para así evitar en lo posible un riesgo para la salud.

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