El desfile aparentemente interminable que avanza alegremente por la Quinta Avenida, pasando el umbral de la majestuosa catedral de San Patricio, inunda de verde la ciudad. La catedral se erige como un testimonio de la fe de una nación, cuyas fuertes manos construyeron con orgullo las altas agujas que se alzan entre los compañeros de cemento y acero en el corazón de una ciudad que sabe cómo celebrar.
El día comienza como Dios manda… con el Cardenal Timothy Dolan diciendo: “En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo …”, y la celebración de la Misa. Después… ocurre todo esto:
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