El Día de San Patricio es quizás uno de los días festivos más felices de la ciudad de Nueva York. Gaitas, carne en conserva y repollo, y cerveza teñida de verde, para celebrar la vida del santo patrón de Irlanda.
El desfile aparentemente interminable que avanza alegremente por la Quinta Avenida, pasando el umbral de la majestuosa catedral de San Patricio, inunda de verde la ciudad. La catedral se erige como un testimonio de la fe de una nación, cuyas fuertes manos construyeron con orgullo las altas agujas que se alzan entre los compañeros de cemento y acero en el corazón de una ciudad que sabe cómo celebrar.
El día comienza como Dios manda… con el Cardenal Timothy Dolan diciendo: “En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo …”, y la celebración de la Misa. Después… ocurre todo esto: