¿Cómo distinguir si es el estrés de los preparativos, o sencillamente estás abriendo los ojos antes de que sea tarde?
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“Él lo decidía todo y mi opinión no contaba, ella dependía demasiado de su madre y no sabía decirle que no… Debía haber visto que algo no iba bien…”
Muchas parejas, años después, lamentan no haber tenido el valor para cancelar la boda en su momento, pues no supieron dar el peso adecuado a señales que desaconsejaban la unión, o no se atrevieron a dar el paso pocos días antes del sí. Por eso, para ayudar a valorar si se trata de un desacuerdo coyuntural o hay algo más, hay que hacerse las preguntas correctas.
Dejarás a tu padre y a tu madre
Estaban decididos a seguir adelante con su compromiso como jóvenes adultos que eran, cuando todo se vino abajo. Por culpa del conflicto entre las familias. Anaïs* y Julien se dieron cuenta de que ya no podían con ese ambiente malsano, lleno de juicios arbitrarios y amenazas veladas. Por tonterías, además: la lista de bodas demasiado cerca de las invitaciones, el vino servido o dejado en la mesa… y ellos en medio del fuego cruzado.
Así que se atrevieron. Dos semanas antes de la fecha, lo cancelaron todo. y pusieron a ambas familias ante su responsabilidad: ¿quieren pelear? Háganlo sin nosotros. Dos meses después, a su manera y en otro marco, con pocos parientes y amigos, se dieron el sí, libres de esa presión. Los padres acudieron, se saludaron de lejo. Ya no era un problema, para la joven pareja que se había atrevido desafiar las convenciones y pronunciar un sí verdadero.
Momento de gran estrés
Olivia y Arnaud llamaron a los padres de ella la misma mañana de la ceremonia, para anularla. Una noticia que les dejó con la boca abierta:
Sí, nos amamos, estamos seguros, pero no estamos seguros de estar preparados para casarnos. Ahora nos vamos de viaje de bodas y lo hablamos con calma.
El cartel en la puerta de la iglesia simplificó las explicaciones, pero no logró calmar a los familiares. El sí llegó unos meses después, esta vez con serenidad.
¿Era necesario de verdad cambiar la fecha? Para Geneviève, acompañante de parejas,
la cuestión fundamental es que la decisión sea libre, que estén dispuestos a afrontar a sus familias de origen. Esta libertad es fundamental para la iglesia católica, que incluso hace de ella una causa de validez del matrimonio cristiano.
Un compromiso libre
Para William y Claudia, los últimos preparativos habían provocado un gran sentimiento de malestar en ella. Llena de admiración por William, que tiene seis años más, Claudia se da cuenta de que poco a poco ha renunciado a decir lo que piensa para seguir las decisiones de él. Y esto le da miedo. ¿Es ella, verdaderamente, la que vive la relación, o está cediendo en todo lo que le gusta a su novio?
Harán falta dos días de retiro para que decidan, en paz, romper el noviazgo y seguir como amigos. Quienes les ayudaron, en esta tormenta, fueron los testigos – amigos preciosos y muy presentes – y después tomar unos días de calma, lejos del frenesí de los preparativos.
En caso de pánico: silencio, oración y acompañamiento
Ante una crisis hay que plantearse la pregunta: ¿es estrés por la ceremonia, o es una duda seria? Para discernir hace falta silencio: ¿cómo se hace a tomar decisiones de gran calado cuando el celular vibra continuamente a propósito del vestido o del orden de la ceremonia? Y peor aún con los retoques decorativos: “¿a quien le importan?”, responde bruscamente Philomène, que ha decidido retirarse tres días a una abadía con su novio, en vez de terminar los centros florales.
La de quitarse de en medio es una decisión necesaria si sienten dudas o algo no va bien. Es necesario apartarse para que ustedes puedan releer con calma su historia, la intención de darse y recibirse mutuamente, la decisión que han tomado. ¿Sienten alivio y una renovada confianza? Recen juntos, también para pedir la gracia del discernimiento, y si es necesario, acudan a la confesión. Si durante la pelea se han intercambiado palabras demasiado duras, pídanse perdón para librarse de este peso.
El sacerdote que les ha preparado para el matrimonio está allí para ayudarles: él les conoce – como también los amigos que les han acompañado. Llámenles, sin miedo a molestar. Seguramente estarán felices de ayudarles y les plantearán preguntas que les ayudarán a tomar la decisión correcta. ¿Resisten la prueba? Pues sepan que cada crisis superada les hace más fuertes si la convierten en una ocasión para conocerse mejor. Analicen: ¿qué han descubierto? ¿Cómo afrontan el futuro? Alégrense, están creciendo en madurez.
¿Deciden romper el noviazgo? Alégrense por ser tan valientes. Si pueden, tomen un poco de tiempo para que sus familias se recuperen del golpe, después eviten los comentarios. Tengan sólo uno o dos confidentes, que sepan darles la ayuda que necesitan en estos momentos – lo que será difícil para sus familias, directamente afectadas por la decisión que han tomado. Ahora tienen que elaborar el luto, y quizás una mezcla de alivio y de tristeza. Dense el tiempo de reencontrar la paz interior, para poder amar de nuevo sin llevar la herida a la persona que comparta un día su vida.
* Los nombres se han cambiado para proteger la identidad.