Si un católico está de vacaciones en Ísafjördur, Islandia, o por razones de trabajo viaja a Kisarawe Pwana, Tanzania, o le toca estudiar en Ciudad Ho Chí Minh, Vietnam, allí encontrará, con toda seguridad, iglesias católicas en las que se ofician misas y se realizan confesiones.
Para hallar el templo de St. John’s Chapel, la iglesia de St. Polycarp Sungwi y la Notre Dame Cathedral en esas tres ciudades —tan distantes y muy diversas en sus culturas y estructuras políticas— no es necesario tener un GPS de altísima precisión o buscar asesoría personalizada de National Geographic. Basta tomar el teléfono celular, bajar gratuitamente una sencilla aplicación llamada ‘Horarios de Misa’ y empezar a buscar.
En cuestión de segundos un mapa se desplegará para mostrar la ubicación exacta de las iglesias más cercanas y los datos básicos: dirección, teléfonos, horarios de misa y confesiones y los idiomas en los que se ofrecen los oficios religiosos. De igual manera, por pura curiosidad y desde el lugar en donde la persona se encuentre, será posible la localización de templos, capillas, abadías y catedrales en 110 países católicos.
En la búsqueda, la aplicación no distingue entre países católicos, no católicos o ateos, si no que simplemente suministra la información disponible. De esta manera es posible hallar multitud de iglesias en países como México —donde el 85 % de sus habitantes son católicos— o encontrar un puñado de templos en China, nación en la que el catolicismo apenas llega al 1,1 %.
Este milagro de acercar a los católicos empezó hace más de cinco años en Buenos Aires, Argentina, cuando al ingeniero informático Pablo A. Licheri, mientras oraba en un retiro espiritual, se le ocurrió que debía “hacer algo para que la gente fuera más a misa”.
Aunque pensó en una página web o un canal de televisión que transmitiera misas desde diferentes iglesias del mundo, con el tiempo desechó el proyecto. Más adelante, un amigo le habló de una app con los horarios de las misas de iglesias cercanas a su casa, pero al observar portales de España y Estados Unidos descartó la idea por considerarla incómoda y pesada para bajar de internet.
Un regalo para san José
Pablo decidió empezar de cero, aunque con el convencimiento de que debía ayudar a la gente a cumplir los cuatro fines de la misa: adorar, agradecer, reparar y pedir. El primer paso consistió en cargar para teléfonos Iphone cada una de las misas celebradas en Buenos Aires. Luego pidió a unos amigos que bajaran la aplicación y la difundieran.
De un momento a otro se dio cuenta que la cifra creció de 200 a 1.000 bajadas y que más personas empezaron a pedirle que adaptara su app a la plataforma Android, la más popular en Argentina. Su idea se agigantó y al poco tiempo la abrió sin restricciones de ninguna clase y para ponerla al servicio de todos los públicos escogió una fecha especial: el 19 de marzo de 2014, festividad de san José, santo del que es ferviente devoto.
Hace cinco años —recuerda Licheri— todo era más difícil porque la información estaba muy dispersa en Google Map, en sitios de internet o páginas de personas que referenciaban iglesias como si fueran monumentos antiguos o lugares históricos. “Era todo un collage de información y de datos que iba surgiendo y que yo verificaba para establecer si eran iglesias católicas o no”, señala este hombre que vive con su esposa y sus siete hijos en Ave María, Florida, Estados Unidos.
Él mismo dirige su equipo de voluntarios, entre los cuales están los hijos mayores, que trabajan gratuitamente para ‘alimentar’ y verificar la información que a diario les llega de diversos lugares del mundo. En muchos casos son sacerdotes o empleados de parroquias quienes le escriben para suministrarle datos de lugares insospechados en el mundo. Entre los hechos curiosos, Pablo recuerda a un sacerdote que le envió información sobre las iglesias y misas de Francia, a un hombre mayor que le proporcionó detalles sobre templos del Reino Unido y a un joven que le ayudó con datos muy importantes de la antigua Unión Soviética.
Licheri no cobra por su trabajo ni por la aplicación telefónica. Tampoco recibe aportes de parroquias o diócesis ni acepta patrocinios o mensajes comerciales. Su mejor recompensa —recalca— es saber que alguien pudo orar o ir a misa a un templo desconocido y en un país extraño.
Para él, su tarea “es un apostolado en el que lo más importante es el valor infinito de la misa y el hecho real de ayudar a personas que desean ir a una iglesia para desagraviar, agradecer y dar gloria a Dios”.
‘Horarios de Misa’ no ha parado de crecer. A finales de febrero de 2019 este servicio en español, con información detallada de 32.000 iglesias y cerca de 80.000 usuarios activos, registraba más de 500.000 bajadas en todo el mundo.
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