Sobre el adoctrinamiento LGBT en EE UUEl lunes 4 de marzo se celebró el Día de la Lectura y en Estados Unidos, muchos maestros se sentaron a leer en voz alta, con sus alumnos de cinco años de edad, un libro no justamente para niños.
En uno de los pasajes del texto –patrocinado en esta ocasión por la Asociación Nacional de Educación y la Campaña por los Derechos Humanos—la maestra leyó lo siguiente: “Tengo un cerebro de niña pero un cuerpo de niño. Esto se llama transgénero. Nací de esta manera”.
Según Tony Perkins, presidente del Consejo de Investigación de la Familia (Family Research Council), una organismo fundado en 1983 que defiende cuestiones de vida, familia y matrimonio y libertad religiosa, la Asociación Nacional de Educación (NEA, por sus siglas en inglés) y la Campaña por los Derechos Humanos (HRC), representan la agenda extrema de la comunidad LGBT.
A casa, para ser educados ahí
En su reflexión publicada en Washington Update, Perkins advierte que la unión de ambos organismos surgió, justamente, cuando el presidente Trump revirtió el mandato de los baños transgénero de la época de Barack Obama.
“En el artículo (publicado en) The Washington Post sobre esta nueva iniciativa, nadie explica si se advirtió a los padres. A juzgar por el historial de ambas organizaciones, es seguro asumir que no lo estaban”, añade Perkins.
Más adelante, el presidente del Consejo de Investigación de la Familia subraya que este tipo de iniciativas de “adoctrinamiento” a los niños sobre su sexo, ha motivado que millones de padres saquen a sus hijos de la escuela pública “y los lleven a escuelas cristianas o les enseñen en casa”.
De hecho –apunta Perkins—la educación en casa registra el mayor aumento de los últimos veinte años y sigue creciendo, toda vez que “alentar a los niños a aceptar —o, peor aún, a vivir— este tipo de falta de género no solo es destructivo, es lo que el Colegio de Pediatras de Estados Unidos llama ‘abuso infantil’”.
Confusiones innecesarias
“Cuando un niño biológico por lo demás sano cree que es una niña, o una niña biológica por lo demás sana cree que es un niño, existe un problema psicológico objetivo que reside en la mente, no en el cuerpo, y debe tratarse como tal”, subraya en un estudio citado por Perkins el Colegio de Pediatras.
Y añade la institución pediátrica estadounidense: “Hasta 98 por ciento de los niños con confusión de género y 88 por ciento de las niñas con confusión de género, finalmente aceptan su sexo biológico después de pasar naturalmente por la pubertad”, lo cual implica una esperanza.
Pero, desde luego, la confusión es causa de angustia en tiempos en los que los pequeños están descubriendo al mundo y lo último que quisieran los padres es que lo hicieran dando tumbos sobre su sexualidad.
Perkins termina su artículo diciendo que ahora las organizaciones LGBT está actuando abiertamente para inculcar su agenda entre los niños, incluso entre los niños de primer grado. Todo depende de los padres para que tengan o no éxito.