Papa Bergoglio insta a la amistad y el diálogo entre judíos y cristianos para que salga a las calles y no se quede en las fronteras de la comunidad científicaEn tiempos en que el antisemitismo, la intolerancia y la radicalización en Europa y en varios lugares del mundo siguen ganando terreno, el papa Francisco insiste en la “amistad social” y la “diplomacia espiritual” entre personas de diversas religiones, específicamente entre judíos y cristianos.
“La amistad y el diálogo entre judíos y cristianos están, de hecho, llamados a ir más allá de las fronteras de la comunidad científica. Sería bueno, por ejemplo, que en la misma ciudad los rabinos y los párrocos trabajaran juntos, con sus respectivas comunidades, al servicio de la humanidad que sufre y promoviendo formas de paz y diálogo con todos”.
Lo dijo Francisco este jueves 28 de febrero 2019, en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico en la audiencia concedida a los participantes en el encuentro conmemorativo del 50 aniversario de la muerte del cardenal Agostino Bea, promovido por el Centro “Cardenal Bea” de Estudios Judaicos en colaboración con el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el Pontificio Instituto Bíblico y el Center for the Study of Christianity de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
En especial, invitó a sus sacerdotes a trabajar junto a los rabinos de su ciudad para que los “lazos personales entre cristianos y judíos produzcan el terreno fértil para echar raíces de una mayor comunión”. Pues, consideró que “hasta ahora, el diálogo judeo-cristiano se ha desarrollado a menudo en un ámbito reservado, sobre todo, a los especialistas”.
“Las relaciones con el judaísmo, la unidad de los cristianos, la libertad de conciencia y la religión son algunos de los temas principales que siguen resonando hoy en día con gran actualidad”, explicó.
Amor y el respeto
A continuación, explicó algunas claves del diálogo traídas del pensamiento del cardenal Agostino Bea (1881-1968), que fue un sacerdote católico y profesor alemán perteneciente a la Compañía de Jesús. Fue una figura clave durante el Concilio Vaticano II. Su influencia fue decisiva en el diálogo interreligioso y en las relaciones ecuménicas de la Iglesia católica en la etapa conciliar y post-conciliar.
Por eso, inspirado en la figura del cardenal Bea, invitó a “la comprensión hacia los demás“. Pues, dijo que Bea estaba convencido de que el amor y el respeto son los primeros principios del diálogo” y citó sus palabras: “El respeto nos enseñará la manera acertada de proponer la verdad”. Asimismo, insistió que es verdad: “no hay verdad fuera del amor, y el amor es, ante todo, una capacidad de acoger, abrazar, llevar consigo: “com-prenderse“.
Bondad y la humanidad
En segundo lugar, destacó, “la bondad y la humanidad”, es decir “la capacidad de crear vínculos de amistad, vínculos basados en la fraternidad que nos une, como criaturas de Dios que es Padre y que nos quiere hermanos. Comprensión que acepta al otro, bondad que descubre y crea vínculos de unidad; todo esto en él estaba sostenido”.
Enfrentar las resistencias
Francisco indicó que el cardenal Bea tuvo que enfrentar “no pocas resistencias en su trabajo por el diálogo”. “Aunque acusado y difamado, continuó, con la perseverancia de quienes no renuncian a amar. Cuando le decían que todavía los tiempos no estaban maduros para lo que proponía el entonces Secretariado para la Unión de los Cristianos, respondía con vivacidad “¡Entonces debemos hacerlos madurar!”.
Entonces, aseguró que para enfrentar esas resistencias al diálogo, no hay que ser “ni optimista ni pesimista”, y como Bea ser “realista sobre el futuro de la unidad: por un lado consciente de las dificultades, por el otro convencido de la necesidad de responder al ferviente deseo del Señor de que los suyos sean “todos uno” (Jn 17, 21)”.
Profundización
“La profundización y el conocimiento específicos son esenciales, pero no suficientes. Junto a este sendero debemos emprender otro, más amplio, el de difundir los frutos, para que el diálogo no siga siendo la prerrogativa de unos pocos, sino que se convierta en oportunidad fecunda para muchos”, explicó.
Actividad, que el arzobispo de Buenos Aíres, Jorge Mario Bergoglio, ya realizaba en su labor pastoral con diálogos, eventos y conmemoraciones comunes. Muy conocida su amistad personal con el rabino Abraham Skorka. Y la constitución del Instituto del Diálogo Interreligioso en Buenos Aires después de los atentados del 11 de septiembre, que incluía el diálogo con la comunidad musulmana.