Referéndum Constitucional el pasado domingo en Cuba. Ciudades plagadas de policía política, un Díaz Canel fotografiado en cuanto papel propagandístico circulaba -aun en los propios centros electorales- un silencio ensordecedor y algo de intranquilidad ciudadana marcaron la jornada fijada por el gobierno de la isla para que los ciudadanos acudieran a las urnas. El periodista Osmel Almaguer recorrió barrios de La Habana del Este y describió: “Solo en las plazas de venta, mercados, agros y cafeterías, se podía ver algún tipo de movimiento”.
Profusión policial para una ciudadanía indiferente por no poder esperar sino más de lo mismo. Tan es así, que desde la tarde del sábado un microbús con un altoparlante recorría el municipio, transmitiendo mensajes y poemas, destinados a estimular el voto por el Sí a la nueva Constitución.
“Huele a fraude”, comenta Yordankis, un bicitaxista de Holguín, sobre los resultados del referendo constitucional de este 24 de febrero.
“Desde anoche ya ellos saben el resultado y no lo han dado.” La crónica de Antonio Rodríguez Paz desde La Habana continúa citando al cubano de a pié: “Algo se está cocinado porque, de lo contrario, ¿qué razones tendrían para esperar? Deben estar analizando qué cifra es más conveniente declarar. Es evidente que no va a ser la real porque si no la hubiesen dado inmediatamente. Parece que el No y la abstención han sido muy altos, o ganó el No y quieren hacer fraude. Yo voté No porque esto no sirve y la Constitución no cambia nada, es lo mismo”, concluyó.
Más de 21 horas de espera por los resultados anuncia a gato encerrado y podría perfectamente –y más en el inédito caso cubano- señal de fraude electoral. Se ofreció una cifra de participación preliminar del 81,54%, lo cual también queda en duda. Luego, terminó siendo de 86.8% para el SI y “el resto” reunía los votos por el NO, los nulos y los en blanco. El padrón electoral también registró un inexplicable aumento de medio millón de votos sin que se sepa de dónde migraron.
Observadores independientes que siguieron este domingo el referendo constitucional en toda Cuba comenzaron a reportar irregularidades desde las primeras horas de la mañana –relata el Diario de Cuba- Denunciaron el uso de lápiz y no tinta para marcar las boletas, obstáculos a opositores y ciudadanos críticos para ejercer el derecho a votar y falta de privacidad para el sufragio de personas que no pueden acudir a los colegios, entre otros problemas. La lista de irregularidades es extensa y registran, desde la inclusión de votantes el mismo día de la consulta hasta la presencia de Brigadas de Respuesta Rápida que impedían, con violencia verbal y física, la consulta de los datos del Padrón Electoral.
Más grave, por ejemplo, la detención del opositor Rolando Ferrer para impedir su voto negativo. Igualmente, el caso de los casi 80 activistas de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), quienes abandonaron la huelga de hambre el domingo y ese mismo día salieron a las calles de Santiago de Cuba a votar u observar el referendo constitucional, para ser “violentamente” detenidos por fuerzas de la Seguridad del Estado y la Policía, según denunció la activista Katerine Mojena. Resultaron salvajemente golpeados y botados en las afueras de la ciudad.
Los activistas de la campaña por el NO sufrieron acoso. Votaron según su preferencia pero, a cambio, fueron víctimas de mitines de repudio y los sacaron del colegio electoral, a fin de impedirles ejercer como observadores del conteo. Les negaron un derecho que tienen como ciudadanos cubanos.
El régimen se empleó a fondo este domingo para reprimir a activistas y observadores independientes del referendo constitucional, reseña DDC. Desde horas tempranas, activistas de las plataformas Observadores de Derechos Electorales (ODE) y de la Asociación Cubana de Observadores Electorales (ACOE) estuvieron bajo franco asedio policial.
Aún cuando la abstención no cuenta, la suma del No y la abstención daría un 57,1%, lo que demuestra que la mayoría de nuestro pueblo se opone a la nueva Constitución “continuista”, dijeron. Más allá de cifras y cálculos, el caso es que ya no se habla de porcentajes de 98 y 99, como solía ocurrir en toda elección que tuviera lugar en Cuba. La disidencia comienza a figurar en la estadística.
Un tuitero, Danny68, escribió: “No esperaban este resultado. Y lo más interesante es que lo que más pesá en el No y en la abstenciòn fue el enorme error que cometieron al meter la identidad de gènero en el debate de la Constituciòn. Con eso se ganaron un enemigo en la Iglesia, en todas, que llamaron a sus fieles a votar No por razones èticas. Las diferentes denominaciones religiosas en Cuba arrastran bastante gente, mucha màs que la “oposiciòn”. Por su parte,Juanma colocó este comentario: “Todo parece indicar que al régimen le sorprendió la abstención que fue evidente y sobre todo los porcentajes de ciudadanos que votaron por el No, lo que prueba que los cubanos, poco a poco, pierden el miedo y se atreven en unas “elecciones democráticas” demostrarle al régimen opresor su descontento y hastío con una dictadura que los ha querido convertir en focas amaestradas y cajas de resonancia para sus objetivos perversos de perpetuar el poder totalitario que todos conocemos”. Joshua Ramir agregó: Están cocinando las cifras, parece que aunque ganó el sí, el no y la abstención fueron notables, tanto que les desbarataría el discurso de “unidad”.
Quizá lo más acuciante para el gobierno cubano sea el constatar lo lejos que están de la tan cacareada unidad que convocaría el proyecto de reforma de la Constitución.
Lo cierto es que, por primera vez, el régimen transparentó su temor a una situación que podía salir de sus manos en cuanto al orden público. Pero hay más: se evidencia la desconfianza por parte de un Gobierno, otrora impenetrable, acerca de los resultados de este referendo. Su intención de evitar una observación que escape de su control es más de lo mismo. No así los “temblores nuevos” que estremecen las bases del régimen.
Hoy celebramos a...