La historiadora del arte Chiara Frugoni ha pasado más de 30 años estudiando el famoso ciclo de San Francisco, obra del famoso artista florentino del siglo XIII, Giotto di Bondone y su maestro, Cimabue. El ciclo -que representa la vida y los hechos del querido santo de Umbría y consiste en una serie de frescos en el nivel superior de la Basílica de Asís- fue restaurado después de sufrir un fuerte daño por un terremoto en 1997.
En el fresco que representa la muerte del santo, Frugoni hizo un descubrimiento que confirma que el diablo está, de hecho, en los detalles.
Giotto incluyó el perfil de un diablo sonriente en una nube, escondido a plena vista. "Es muy visible", dijo Frugoni en una entrevista telefónica con Associated Press en 2011. Nadie lo notó antes, sencillamente porque nadie lo estaba buscando. "Uno ve lo que ya sabe. Les aseguro que ahora todos lo verán".
Pero ¿por qué está ahí?
Una posible explicación fue proporcionada por el P. Enzo Fortunato, un sacerdote franciscano. En un artículo compartido por CBS, explica que algunas tradiciones medievales podrían estar en juego aquí.
En la época medieval, argumenta Fortunato, se creía comúnmente que, en el momento de la muerte, dos personajes clave entrarían en acción: el ángel de la guarda, que acompañaba su alma al cielo (si es allí a donde se dirige uno, obviamente); y un demonio, encargado de acusar al difunto para tener la oportunidad de arrastrarlo al infierno.
Pero esta es solo una explicación posible de que esta figura demoníaca aparezca en la escena. El significado de su ubicación, dentro de una nube, aún está por investigarse.