Tres idénticos desconocidos: Experimentos con humanos

Tres idénticos desconocidos es una historia realmente hermosa que terminó tornándose siniestra. Al principio todo parecía de color de rosa cuando con 19 años Robert, David y Eddy descubrieron de un día para otro que eran trillizos idénticos. El descubrimiento se tornó en noticia local de un día para otro y al cabo de poco tiempo los trillizos andaban paseando por los programas de televisión de todo el país.

Hasta Madonna los quiso para que hicieran un cameo en una de sus películas, Buscando a Susan desesperadamente (1985). Robert, David y Eddy se convirtieron en celebridades y su historia en un ejemplo de unión familiar. Sin embargo, no todo era tan bonito y hermoso.

Conforme pasaron los años los trillizos quisieron descubrir por qué se les había separado y más aún, porque nunca se les informó de que eran tres hermanos. Y entre una cosa y otra, casi por casualidad, Robert, David y Eddy descubrieron que fueron víctimas de un siniestro experimento secreto.

Les recuerdo que esto es un hecho real. Los trillizos fueron separados para comprobar cómo la genética puede llegar a actuar en circunstancias sociales muy distintas. Es decir, los tres hermanos fueron adoptados por entornos muy distintos para comprobar qué podía más, si el contexto de crianza de un niño o su genética.

Los resultados fueron demoledores. Tanto, que las conclusiones del estudio fueron entregadas a la Universidad de Yale con el acceso restringido hasta el año 2065.

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De todo esto, que no es poco, trata Tres idénticos desconocidos, un documental británico dirigido por Tim Wardle fruto de un notable esfuerzo de investigación y entrevistas. El resultado del conjunto resulta un poco amargo, es cierto. Al final se sacan conclusiones poco alentadoras sobre la naturaleza del ser humano. El ¿quiénes somos y hacia dónde vamos? queda reducido a mera química. La desesperanza implícita impregna el discurso final de un largometraje tan extraño como recomendable, aunque solo sea porque cuenta una historia retorcida y real.

La sombra de las prácticas nazis y el control y dominación que se ejerció sobre tres vidas humanas resulta absolutamente escandalosa. El documental logra incluso hablar con uno de los científicos que colaboraron en ese terrible experimento, y deja muy clara cuál es su postura. Esta es no es una historia hermosa, en realidad es una historia horrible pero creo que en el fondo, interesante para comprender hasta dónde es capaz de llegar la ciencia sin escrúpulos morales.