Su misión se encuentra en Italia donde hace poco conoció a Patti Smith Sor Carla Venditti, religiosa de Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús, desde hace ya varios años se divide entre las calles de Roma y Abruzzo donde evangeliza en la calle, logrando salvar a jóvenes de las garras de la prostitución.
Las chicas son llevadas al centro “Oasi Madre Clelia” de Avezzano, en la provincia de L’Aquila, donde les ofrecen emprender un camino de renacimiento espiritual, laboral y social.
Hace unos días, conoció a la famosa artista internacional Patti Smith que durante su gira por Italia quiso abrazarla para agradecerle su trabajo.
Sor Carla es ya una cara conocida y apreciada en los barrios marginales donde repite como una letanía la siguiente verdad: “Cuando entra Dios en tu corazón estás salvada, ¡ y cambias!”. “El hábito ayuda mucho”, asegura la hermana. Al principio, cuando empezaba su misión en 2012, explica, “intentábamos hablar con las prostitutas y nos decían que se sorprendían. Y aceptaban platicar, a pesar de que no nos conocíamos.”.
Para financiar la misión de la casa familia “Oasis Madre Clelia” la religiosa escribió una fábula titulada “El narciso rebelde”. “Las fábulas son muy didácticas pues, si hablas a los adultos con el lenguaje de los niños, te escuchan mejor”, dijo en una entrevista a Vatican News (3 septiembre 2018).
Sor Carla es un volcán de ideas y proyectos: “Nosotros no tenemos ningún tipo de financiamiento y, por lo tanto, debemos industrializarnos y organizamos mercados y vendemos objetos que – aclara la monja – hacen las chicas como pulseras, objetos sacros, etc.”
El “empuje” del papa Francisco
La idea de la casa familia nació después de que una persona “especial” lo solicitara. “Después de la invitación del papa Francisco, nuestra congregación, aceptó la idea de abrir parte de la Casa para acoger a chicas salvadas de la prostitución – subrayó la religiosa – en un ex asilo perteneciente a la Orden de las monjas. Fuimos a las calles más difíciles de noche y, al acercarnos a las chicas, intentamos crear una relación sincera y abierta con ellas, basada primero que en la amistad y la confianza”.
“Sentíamos – continuó sor Carla – que necesitábamos más y creamos una familia, no una casa de acogida. Es importante sentir el grito de Cristo en la Cruz para ayudar a quien vive sufrimientos físicos y morales, como es el caso de estas chicas,”.