Emerson tiene 44 años. Hasta marzo de 2017, era fiscal octavo de Carabobo, en Venezuela. Hoy es un orgulloso pastelero en Mar del Plata, Argentina, que con su familia conquista paladares y corazones por igual. Pero el camino, tuvo sus avatares.
Emerson tuvo que abandonar su exitosa carrera judicial en Venezuela agobiado por las necesidades, pero sobre todo por las presiones gubernamentales que recibía para ejercer con libertad sus responsabilidades. Con su esposa Diliana, también abogada, tomaron la decisión de buscar nuevos horizontes.
Primero Emerson viajó a Estados Unidos. Allí trabajó como cocinero unos meses, hasta juntar el dinero para comprar el pasaje para su esposa y sus dos hijos, Anastasia y Ramón. La historia de miles de profesionales venezolanos que emigraron a Estados Unidos. Pero ya allí, una amiga de ellos les sugirió “Mar del Plata”, una ciudad argentina de la que no habían oído hablar. En su país de origen, era del puerto, y Mar del Plata, ciudad balnearia con puertos y playas, además de ser una de las ciudades argentinas más pobladas, les encantaría.
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