Todos “creemos” saber de dónde vienen nuestros antepasados inmediatos. Pero confundimos muy a menudo el lugar geográfico con el lugar de origen de nuestra familiaCon la prueba casera de ADN –que se puede comprar en diversas compañías como Ancestry, 23andMe, AfricanAncestry.com o MyHeritage—los resultados suelen ser sorpresivos… y remotos.
Un reportaje de The New York Times en Español (NYTE), firmado por Shivani Vora, muestra como un joven llamado Rondel Holder, quien vive en Nueva York y trabaja como creador de contenidos en la revista Essence, tenía curiosidad de saber de dónde venía.
Holder se hizo una prueba de ADN casera que compró en Ancestry. “Siempre pensé que era originario de Brooklyn con raíces granadinas y jamaiquinas”. Sin embargo, tras la prueba resultó que su origen étnico más remoto era en Togo y Benin. Se compró un billete de avión y fue a visitar a sus ancestros.
Viajar a la semilla
Son cada día más numerosos los viajeros que –como Holder—quieren ir a echar un vistazo a sitios que jamás imaginaron que fueran parte de su origen étnico y que la prueba casera de su ADN les señala como “suyos” a partir de una muestra de saliva o de una toalla especial frotada en la mejilla.
Los resultados –según la compañía con la cual se realice la prueba de ADN—llegan o al correo electrónico o al correo postal del usuario en un período no mayor a mes y medio. Y una vez que se tienen en la mano (o en la pantalla), las ganas de viajar a los orígenes se vuelven irrefrenables.
Es entonces cuando vienen en auxilio de los viajeros de ADN las grandes compañías de reservas de hospedaje y vuelos como Booking.com, empresa que el verano pasado entrevistó a 21.500 personas sobre el viaje de sus sueños: 40 por ciento reportó un viaje relacionado con los resultados de sus pruebas caseras de ADN.
Allegra Lynch, miembro de Travel Leaders Network, quien vive en Santa Rosa, California, afirmó que vendió el equivalente a 1,5 millones de dólares de viajes de ese tipo en 2018, principalmente con destino a Europa, en comparación con los 800.000 dólares de 2017.
“El aumento es del 100 por ciento debido a que la gente busca estos viajes después de hacerse la prueba de ADN”, comentó Lynch a NYTE.
Pero, ¿la prueba es válida?
Quizá, pero no siempre. Según el rotativo neoyorquino, la genealogista Diahan Southhard comentó que los resultados por lo general dan en el clavo, salvo algunas excepciones.
“Los resultados del análisis de la etnicidad que recibes de la compañía de pruebas se basa, en gran parte, en la gente con la que te compara esa misma compañía”, dijo. “Si eres de Francia, pero tu compañía no ha realizado muchas pruebas con franceses, el resultado de tu análisis no será muy bueno”, dijo Southhard a NYTE.
Dado que la prueba es sencilla y barata (alrededor de cien dólares, unos 95 euros) los viajes de ADN han repuntando sobre todo en países como Estados Unidos, principalmente entre los afroamericanos.
Así lo confirma la compañía AfricanAncestry.com, una página que se especializa en la genealogía genética para personas con ascendencia africana, pues no fue sino hasta 1870 cuando el gobierno de Estados Unidos comenzó a realizar un censo de esa población que antes había llegado a América, casi toda en calidad de esclava.
Así que si quiere usted conocer de dónde viene (no a dónde va) y luego hacer un viaje de ADN, la posibilidad está abierta. Y, desde luego, cada día habrá más competencia de vuelos y hospedaje para que la gente conozca la geografía de sus ancestros étnicos.
Con información de The New York Times en Español