Cuántas veces hemos dicho que la sonrisa de un niño lo cambia todo. O una frase pronunciada con absoluta inocencia.
Cuántas veces descubrimos que nos pesa la seriedad con que tomamos algunos asuntos y, en cambio, ponernos en manos de otros como un niño nos da alas.
¿Por qué no descubrir todo lo positivo que tiene, en la madurez, aprender de “esos locos bajitos”, como los llama el cantante Joan Manuel Serrat? Incluso entre los consejos de santos como Teresa de Lisieux está el de aplicarse en la infancia espiritual.
Aquí tienes 9 propuestas que te harán ser más feliz siguiendo los pasos de los más pequeños:
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