El padre Grégoire Corneloup, sacerdote en el departamento de Oise (Francia), y Cyrgue Dessauce, en formación para el sacerdocio en la comunidad Aïn Karem, decidieron ir a bendecir los Campos Elíseos, a las fuerzas del orden y a los manifestantes durante las manifestaciones de los “chalecos amarillos” en París el pasado sábado 8 de diciembre
En sotana, con sus rociadores y sus recipientes de plástico con agua bendita, el padre Grégoire Corneloup, sacerdote cooperador en el departamento de Oise, y Cyrgue Dessauce se dirigieron a la manifestación de los llamados “chalecos amarillos” el pasado sábado 8 de diciembre en París.
“Llegamos a las 6 de la mañana. Después de los laudes y la misa de la Inmaculada Concepción celebrada en la parroquia de Saint Honoré d’Eylau, nos fuimos a la plaza de la Estrella para bendecir la plaza y las calles de alrededor”, relata Cyrgue Dessauce para Aleteia.
Para este joven, que también es doctorando en Filosofía en la Sorbona, su presencia entre los “chalecos amarillos” es ante todo una respuesta a una llamada de Dios. “Estuve presente el primer fin de semana de diciembre para comprender y ver por mí mismo este movimiento. Después de los horrores y la violencia de esta primera movilización, sentí que Dios me llamaba a volver, a escuchar y a bendecir”, explica Dessauce. Después de las bendiciones matutinas, hasta las 10 de la mañana, los dos hombres volvieron al “modo apostolado” hasta las 17h.
“Hemos conversado y bendecido a muchas personas, manifestantes y policías desconcertados”, detalla Cyrgue Dessauce. La presencia de estos dos hombres, destacada en las redes sociales y en varios medios, ha sorprendido, pero no ha extrañado.
– "Nous aussi on veut payer l'ISF"
— Agence France-Presse (@afpfr) December 8, 2018
– "Rends l'argent"
– "Plutôt que donner à ta vieille donne à nos vieux"
– "Y'a pas de sommet sans base !"#GiletsJaunes#AFPpic.twitter.com/chhbT0GbbW
“Algunos nos preguntaban qué hacíamos allí. Otros que qué pensábamos del movimiento. Les respondimos que estábamos allí por la justicia y por la paz”.
El futuro sacerdote, que no oculta su apoyo al movimiento de los “chalecos amarillos”, recuerda especialmente un momento del día en que la tensión fue palpable: “Estábamos en un callejón con una hilera de antidisturbios y un grupo de manifestantes. Pero sentimos una gracia y la tensión se apaciguó”, asegura.
Pero, ¿por qué ofrecer bendiciones vestidos en sotana? “Cuando la emoción es fuerte, es necesario que la presencia visual sea fuerte también”, defiende el joven. “Las personas se acercan más a los sacerdotes con sotana porque identifican claramente a un hombre de Dios. La sotana es un símbolo universal de lo sagrado”.
“Una paz sin justicia es una paz falsa”
“Hay que escuchar a estas personas, no llegar con un sermón ya establecido, sino recibirlas y escuchar lo que piensan”, sostienen el padre Grégoire Corneloup y Cyrgue Dessauce.
“Escuchando a todas estas personas, vi el amor extenderse en sus corazones, sentí que tenía lugar una curación”, detalla Cyrgue Dessauce. “Ir allí con el corazón abierto permite a la Iglesia comprender lo que está sucediendo. Aportamos un mensaje de justicia y de paz. Esta gente está luchando por una causa justa. Pero debe ser una lucha pacífica. Una paz sin justicia es una paz falsa, es una paz donde los pobres sufren”, insiste. “Por otro lado, una lucha que se libra desde la violencia es injusta, fracasará”.
“La intuición que reúne a estas personas es muy profunda y fuerte, creo que es una intuición que la Iglesia tiene interés en apoyar y cultivar, debe tener una palabra de apoyo”, subraya Cyrgue Dessauce. “No hay un discurso evangélico sobre la lucha social, cuando se le espera. El Señor no quiere que los pobres sean oprimidos, que los fuertes defiendan a los otros fuertes. Por lo tanto, debemos rezar para que estas personas reciban fuerza y luz”.