El cambio de las temporadas litúrgicas nos concede a todos un tiempo para ganar perspectiva y reorientar nuestras vidas de oración.
Es frecuente que lleguemos a entrar en una rutina de oración que se vuelve árida, en la que decimos las palabras pero no permitimos que nos lleguen al corazón.
El Adviento es el tiempo perfecto del año para animar un poco nuestra alma cambiando la forma en que decimos nuestras bendiciones de la mesa.
Podemos encontrar diferentes opciones en el bendicional Book of Blessings publicado por la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.
En él encontramos una oración para rezar en la mesa que es breve y sencilla y puede mantener vivo el espíritu del Adviento en nuestros corazones.
V. Llevemos ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa.
R. Aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo.
V. Nos hemos saciado, Señor, con los bienes que nos has dado; cólmanos también de tu misericordia. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Si estás buscando salir de un estancamiento espiritual, plantéate cambiar tu oración de bendición de la mesa ¡y prepara tu corazón por la venida del Salvador en Navidad!
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Oración no sólo al empezar
Muchos están familiarizados con la práctica de orar antes de una comida, pero ¿sabías que también es una antigua costumbre rezar después de la comida?
Ambas costumbres son incluso anteriores al cristianismo.
Según el Talmud, la forma de oración recitada por los judíos después de cada comida era esta:
«Bendito sé tú, Señor, nuestro Dios, el Rey del mundo, que ha producido este alimento (o bebida) de la tierra (o la vid)«.
Hay múltiples ejemplos en el Nuevo Testamento de Jesús bendiciendo comidas y dando gracias a Dios, siguiendo estas tradiciones judías.
Esta costumbre de rezar al comer se transmitió a cada generación para que no pudiéramos ir demasiado rápido olvidando quién creó este alimento y nos lo proporcionó.
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