Tal vez a ti te invada también esa inquietud en noviembre al pensar en todo lo que hay que hacer en los próximos dos meses: Hay que hacerse una foto familiar decente para las postales navideñas, escribir en todas las tarjetas y enviarlas por correo, conseguir un árbol y darle un toque festivo a la casa, comprar regalos para familiares, amigos, profesores, carteros, peluqueros y todo el que se cruza en nuestro camino, envolver esos regalos y, no lo olvidemos, planificar las comidas de las fiestas.
Y por si fuera poco, hay una interminable lluvia de fiestas, comidas de trabajo, conciertos y actividades escolares para los que hay que presentarse voluntario o preparar un obsequio.
Así, para las mujeres es más difícil relajarse durante la temporada navideña porque es más probable que ellas asuman tareas como la compra, la cocina y la limpieza.
El tiempo festivo que empieza con la preparación de nuestros corazones durante el Adviento debería ser un periodo para relajarse y pasar momentos de calidad con familia y amigos, pero no es cosa fácil cuando estás exhausta y hecha polvo.
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