El Comité de Derechos Humanos de la ONU está preparando un memorandumEl derecho a la vida ha dado paso al derecho a la muerte, siempre y cuando la muerte no sea la propia, sino la del niños por nacer o la del anciano que ya no “debe” vivir, o el enfermo cuyos familiares ya piden “que se vaya en paz”.
Este podría ser el subtexto de la nota o memorándum redactado por el Comité de Derechos Humanos de la ONU –que encabeza la ex presidente de Chile, Michelle Bachelet—donde se especifica que tanto el aborto como el suicidio asistido por un médico deben ser “derechos humanos universales”.
Se trata del documento para llegar a un Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. En el borrador se pide que el aborto sea despenalizado en todos los países del mundo y que las naciones no introduzcan nuevas barreras para abortar y eliminen las ya existentes.
También se pediría que en todos los países agrupados en la ONU, se eliminen las barreras “causadas como resultado del ejercicio de la objeción de conciencia por parte de proveedores médicos individuales”, según ha informado Crux.
El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas tiene su sede en Ginebra (Suiza) y se estableció en 2006 para promover y proteger los derechos humanos en todo el mundo. Un “Comentario General” –como el del Consejo de Derechos Humanos– es una interpretación de las disposiciones de los tratados de los que es parte.
El borrador pide que los Estados garanticen el acceso “seguro, legal y efectivo” al aborto cuando la vida de la mujer embarazada está en riesgo, o cuando llevar el embarazo a término podría causarle dolor o sufrimiento”, especialmente cuando el embarazo es resultado de la violación, incesto o no es viable”.
Socavar la idea de universalidad de los derechos humanos
Otra parte del texto dado a conocer por Crux dice que los gobiernos deben garantizar el acceso de “niños y niñas” a una amplia gama de métodos anticonceptivos asequibles y evitar la estigmatización de las niñas que buscan el aborto. Además, deben garantizar que las niñas tengan acceso a la atención médica posterior al aborto “en cualquier circunstancia y de forma confidencial”.
El memorándum también aboga por permitir que los profesionales médicos brinden tratamiento para “facilitar la terminación de la vida de los adultos afectados, como aquellos que tienen una enfermedad terminal, quienes experimentan dolor y sufrimiento físico o mental severo y que deseen morir con dignidad”.
Mary Ann Glendon, profesora de Harvard y especialista en derechos humanos y en derecho internacional, rechazó las propuestas del borrador. “En primer lugar, subrayó, el Comité de Derechos Humanos de la ONU no tiene poder para crear derechos humanos”.
La afirmación del comité de que el aborto es un “derecho humano fundamental, y su absurda afirmación de que los derechos del aborto se derivan del derecho a la vida… muestra cuán susceptibles son los organismos de la ONU al cabildeo por parte de grupos de interés que les gustaría ver sus temas de la agenda reconocidos como derechos universales”, agregó Glendon.
Para la ex embajadora de Estados Unidos ante la Santa Sede, no “todo lo que se ha llamado un derecho en uno o más países es un derecho humano universal” y esta es la razón por la que los redactores de la Declaración Universal se adhirieron “deliberadamente a un pequeño núcleo de principios fundamentales que estaban profundamente arraigados en el principales tradiciones filosóficas y religiosas del mundo, y guardó silencio sobre muchos asuntos polémicos, incluido el aborto”.
“Los intentos actuales de ampliar la categoría de derechos humanos están socavando la idea de universalidad”, dijo Glendon a Crux. “Lamentablemente, están generando un escepticismo generalizado sobre la validez continua del proyecto de derechos humanos posterior a la Segunda Guerra Mundial, que trajo esperanza y libertad a millones de personas en todo el mundo”.
*Con información de Inés San Martín / Crux*