Después de varios meses de hacinamiento, a la intemperie, sin protección sanitaria y aguantando hambre, centenares de venezolanos que huyeron a Colombia fueron reubicados en un albergue de paso
La Cuaresma está llegando a su fin. No olvides a Aleteia en tu ofrenda cuaresmal
para que brille la esperanza cristiana.
¡Apoya a Aleteia!
Después de que se asentaran en una zona aledaña a la Terminal de Transportes de Bogotá, más de 400 hombres y mujeres que llegaron de diferentes lugares de Venezuela a la fría capital colombiana aceptaron ir a un centro en donde vivirán temporalmente y con algunas ‘comodidades’.
La decisión de salir voluntariamente de un lote abandonado conocido como El Bosque no fue fácil para ninguno de ellos ya que, en ese lugar, al lado de una congestionada vía, establecieron una especie de hermandad que se convirtió en un serio problema para las autoridades bogotanas. “Tan pronto nos bajamos de un bus que nos trajo de Cúcuta o de la Guajira, huyendo del régimen de Maduro, ese fue el primer punto de acogida que tuvimos al llegar a Colombia”, recuerda entre risas Gilberto Rondón, un joven que vivía en Peñalver, un pueblo del estado de Anzoátegui.
Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia. Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.
20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).
Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.