"A mis ojos fue ella quien me salvó", confiesa la novia
La pequeña Skye Savren-McCormick fue escogida como dama de honor en una boda. Para prepararse, entrenaba su caminar con una cesta de pétalos de rosa en la sala de su casa.
El día de la boda, al adentrarse en el altar junto a los novios, arrancó lágrimas del público presente. Pues no hacía mucho tiempo los médicos de Skye le dieron un 10% de posibilidades de sobrevivir a un cáncer, precozmente desarrollado durante su primera infancia. Solo con un trasplante de médula ósea lograría sobrevivir.
Sus papás aceptaron la donación de Hayden Hatfield Ryals, que más tarde invitó a Skye a ser dama de honor en su boda.
Algún tiempo después, ya en la ceremonia de la boda, lo que se vio y oyó cuando la pequeña entraba en la iglesia fueron los sollozos y el llanto de los presentes, que se sintieron muy conmovidos por su valentía y determinación. Quienes estaban en la ceremonia ese día dicen que nunca lo olvidarán.
“No había un ojo seco en la iglesia”, dice la fotógrafa de bodas Jeannie Broadway. “Podías oír los sollozos de los invitados”.
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