Un espacio de interculturalidad que se aplica en los hospitales públicos del país sudamericano
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Chile promulgó hace 6 años una ley que obliga a los hospitales públicos a recibir atención médica de manera intercultural, con lo cual se asegura la aplicación de sistemas de sanación de los pueblos originarios (consignado en el artículo 7 de la Ley 20.584).
Un ejemplo de lo anterior es el hospital de Cañete, ciudad ubicada a 135 kilómetros de Concepción y que pertenece a la provincia de Arauco, territorio original de mapuches, que se construyó involucrando a este pueblo originario desde el comienzo.
El resultado fue muy original, porque la en la cosmovisión mapuche, la vida tiene un sentido en el que los comienzos se originan al este y los finales se dirigen al oeste. Siguiendo esta idea, los mapuches duermen con su cabeza hacia el este y cuando mueren, son enterrados con la cabeza hacia el oeste, la dirección de la muerte. Por esto, uno de los requerimientos del diseño del hospital fue que la entrada principal estuviese al este, donde el sol sale y la vida comienza, mientras que la disposición de las camas para internos, deberían seguir el concepto del flujo de energía, positivo a negativo, con los pies hacia el oeste. Es así como las salas de espera consisten en seis domos, respetando la costumbre de los mapuches de reunirse en círculo dentro de sus comunidades.
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Otro ejemplo es el Centro de Salud Familiar de la Florida, en Santiago, donde la señora María Gallardo camina hasta llegar a la ruca de la comunidad indígena Kallfulikan.
“El machi diagnostica el problema del paciente. Se apoya en datos de su historia personal antes de darle algún tratamiento con infusiones herbales que son preparadas aquí mismo y con las indicaciones correspondientes”, explica Samuel Melinao, lonko de la comunidad Kallfulikan y coordinador del programa de salud de pueblos originarios en La Florida.
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Según los registros del centro, el 85% de los que se atienden no cuentan con apellido indígena. “No hacemos la diferencia porque no existe un estudio que determine quién es indígena y quién no, y nuestra tradición nos dice que hay que ayudar a todo el que lo necesite”, asegura Melinao.
Por su parte, el hospital de Imperial también busca fortalecer la salud intercultural, para ello establecieron que los Kellü o ayudantes de machi visiten a pacientes hospitalizados y a partir de esta experiencia evaluar las derivaciones, en el caso de que un paciente solicite la visita de una machi.
Patricio Melipil, Kellü y Técnico Paramédico del módulo mapuche, aseguró en una entrevista dada a un medio digital del Ministerio de Salud que “esta es una gran experiencia y se siente contento de poder entregar la riqueza de la medicina tradicional mapuche a quienes la necesiten”. “Siempre estuve ligado a la experiencia mapuche, por eso tengo las mejores expectativas en poder entregar lo mejor para el paciente”, finalizó.
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