Durante un paseo por la catedral, el diario alemán Express hizo un descubrimiento sorprendente. Admirando el pórtico, recientemente restaurado, una gárgola llamó especialmente la atención de un periodista por su semejanza con… ¡el Soberano Pontífice! Ni siquiera transformado en estatua de piedra pierde el papa Francisco su jovial sonrisa tan reconocible. Inclinado hacia el suelo, con la cabeza cubierta por su solideo, parece observar divertido el vaivén de los visitantes. Esta escultura fue realizada por la Dombauhütte de Colonia, una organización que reúne a los mejores escultores en piedra de Renania y que contribuye todo el año a la conservación de la catedral.
Muy dañada durante la Segunda Guerra Mundial, la catedral de Colonia va de restauración en restauración. Los trabajos de reparación y de conservación se efectúan constantemente en alguna u otra parte del edificio, que rara vez se ve libre de andamios, ya que el viento, la lluvia y la polución erosionan lentamente la piedra. Todo un placer para los maestros canteros, que aprovechan para crear gárgolas, grutescos y otras quimeras. Así, al lado de figuras monstruosas o virtuosas heredadas de la Edad Media, encontramos otras que representan rostros de personalidades públicas modernas.
Desde hace varias décadas, los artesanos encargados de la cabecera del edificio han tomado la costumbre de inmortalizar en la piedra a varias grandes personalidades. Por ejemplo, Nikita Khrouchtchev, antiguo secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética, varios futbolistas de renombre del FC Köln, el presidente de los EE.UU. John F. Kennedy o incluso el presidente francés Charles de Gaulle.