Como santa Silvia, madre del papa san Gregorio; santa Mónica, madre de san Agustín o, más cercanos a nosotros, el santo matrimonio de los Martin, padres de santa Teresa de Lisieux: aquí tenéis una decena de ejemplos de que la familia es la primera escuela de santidad para nuestra progenie
La familia cristiana es la primera escuela de santidad, un entorno privilegiado para forjar el carácter y la conciencia. Santa Teresa del Niño Jesús quería y admiraba a su familia. Según decía de ellos: “El buen Dios me ha dado un padre y una padre más dignos del cielo que de la tierra”. Como ella, muchos otros santos hijos o santas hijas de padres santos se criaron en un hogar en el que Dios ocupaba siempre el primer lugar, donde se enseñaba a vivir el Evangelio y a rezar diariamente. La Iglesia, al elevarles en los altares del honor, ofrece a los creyentes un ejemplo que seguir y, por su intercesión, una ayuda a la que recurrir.
Y es que todos estos santos padres y madres, no transmitieron únicamente su fe, sino que la enriquecieron con su propia experiencia personal, como algo vivo. Aquí leeréis sobre diez ejemplos significativos que han marcado el cristianismo, empezando por santa Ana y san Joaquín, padres de santa María, Madre de Dios.