Las confesiones del gran actor británico sobre fe, alcoholismo y éxito
Para muchos de nosotros es difícil pensar en Anthony Hopkins sin recordarle en su escalofriante retrato de Hannibal Lecter en El Silencio de los Corderos, interpretación por la cual ganó el Premio Oscar como mejor actor. Aunque pueda meterse sin problemas en el papel de un malvado alejado del arrepentimiento, en realidad el actor es un hombre humilde con una fuerte fe cristiana.
Recientemente fue invitado como orador principal en la 11ª conferencia anual Leadership, Excellence and Accelerating Your Potential (LEAP), en la que habló ante casi 500 estudiantes de liceo y universitarios.
“Si van tras el dinero no funcionará”, les dijo. “Y si van tras el éxito tampoco, Tienen que ir tras aquello que quieren ser, pero viviendo como si estuviese sucediendo ahora. Actúen como si ya lo hubiesen logrado, y sucederá”.
Recordando los primeros años de su carrera, el actor confesó su lucha contra el alcoholismo, describiéndose a sí mismo entonces como “una persona de la que no fiarse”.
La cultura del teatro, añadió, no le ayudó: “Porque en el teatro se hace eso, se bebe. Pero yo era también una persona con la que era muy difícil trabajar, porque de normal estaba borracho”.
En 1975, a los 37 años, el actor galés comprendió que cuando bebía era un peligro para sí mismo y para los demás, y se dirigió a los Alcohólicos Anónimos. En una entrevista concedida a Piers Morgan de la CNN, Hopkins describía su alcoholismo: “Era como si estuviese poseído por un demonio, una dependencia, y no lograba dejarlo. Y millones de personas se encuentran en esta situación”.
En un encuentro de Alcohólicos Anónimos, una mujer le ofreció la sugerencia que cambió su vida: “¿Por qué no cree en Dios?”
La idea de la mujer parecía casi demasiado simple para funcionar, y Hopkins habría podido rechazarla, pues entonces se consideraba ateo. Tocado por la gracia, o quizás ya desesperado, el actor aceptó la sugerencia y el deseo de beber desapareció, “para no volver nunca más”. Desde entonces ha permanecido firme en su fe.
Poco antes del estreno del film The Rite, de 2011, en el que interpreta a un sacerdote, Hopkins habló con The Catholic Heralddel ateísmo, que comparó con “vivir en una celda cerrada sin ventanas”.
“Odiaría vivir así, ¿usted no? Hoy en la TV vemos a muchas personas brillantes pie se definen ateas y dicen que tener un Dios o creer en una religión es una locura. OK, que Dios los bendiga por pensar esto, espero que sean felices”.
“Pero yo no podría vivir con esa certeza, y pregunto a algunos de ellos por qué protestan tanto. ¿Cómo hacen para estar tan seguros de lo que hay ahí afuera? ¿Y quién soy yo para rechazar las convicciones de tantos grandes filósofos y mártires que se han sucedido a lo largo de los siglos?”
Anthony Hopkins goza de una carrera de casi seis décadas, y está considerado uno de los más grandes actores vivos de su generación. Este año, después de participar en la segunda temporada de Westworld, interpreta al Papa Benedicto XVI para Netflix en Pope.