A los católicos se nos anima a visitar los cementerios, especialmente en el mes de noviembre, un mes tradicionalmente dedicado a las almas del purgatorio.
Se presenta una oportunidad para visitar las tumbas de familiares y amigos difuntos durante un tiempo, cuando el mundo natural experimenta su propia “muerte” con el cambio estacional del otoño al invierno en el hemisferio norte.
Además, se concede una indulgencia, aplicable solamente a las almas en el purgatorio, para los fieles que visiten con devoción un cementerio y recen por los difuntos en noviembre.
La indulgencia es plenaria cada día desde el 1 hasta el 8 de noviembre; en otros días del año es parcial.
Todo ello nos recuerda nuestra propia muerte y que un día seguiremos el mismo destino.
Es un buen tema espiritual sobre el que meditar, ya que puede devolver súbitamente nuestra vida espiritual a su apropiado cauce, inspirándonos a usar el tiempo que nos queda de vida para vivir unidos al amor misericordioso de Dios.
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