Aleteia logoAleteia logoAleteia
sábado 20 abril |
Santa Inés de Montepulciano
Aleteia logo
Espiritualidad
separateurCreated with Sketch.

¿Percibes tus angustias más hondas? ¿Qué hacer con ellas?

shutterstock_276685532

Shutterstock

Carlos Padilla Esteban - publicado el 01/11/18

Necesito tocar a Dios y que sane mis heridas más humillantes

¿Qué deseo en lo más profundo de mi alma? A menudo paso por encima de esta pregunta. Como si no me interesara.

Como si me pasara lo que me decía una persona: “A mí me enseñaron un falso olvido de sí, que me llevó a pensar que cualquier mirada al interior de mí misma era ser soberbia, por no estar mirando a los demás para servir”. Como si pensar en mí, en mis dolores, en mis temores, fuera un acto egoísta.

Me acostumbro a vivir volcado hacia los demás pensando que soy el mejor cristiano. Pero me olvido de mí mismo, de mis miedos, de mis obsesiones, de mis angustias.

Quiero aprender a escuchar la voz de mi alma. Ser capaz de detener los pasos y escuchar al grito que surge en mi interior: “Ten compasión de mí”.

Quisiera tener más fuerza interior para hacerme más caso. Dejar que Dios mire en mi corazón y me pregunte por mis deseos más verdaderos. Tengo un deseo hondo, oculto, una sed infinita.

“La pobreza más terrible e inhumana es la falta de Dios. La ausencia o el rechazo de Dios es la miseria humana más extrema. No hay nadie en este mundo capaz de colmar ese deseo del hombre. Sólo Dios sacia y lo hace infinitamente”[1].

Necesito tocar a Dios. Y que Dios me toque. Que se abaje sobre mi impotencia. Que sane mis heridas más humillantes. Esas que no quiero reconocer, porque no me atrevo.

No veo al que me necesita. No veo a Dios en mi vida. No veo más allá de mi problema. Quiero tener claro lo que deseo que Jesús haga en mí. Como si sólo pudiera pedir tres deseos y se me acabara el tiempo.

Pienso que lo urgente, lo que ahora me inquieta, tal vez no es lo principal. Quiero pararme en mi camino como un ciego que no ve, que no se ve por dentro.

Porque es verdad que no me veo. No sé percibir mis más hondas angustias. Busco dando palos de ciego.

Quiero calmar la sed de mar que tengo en mi alma. La sed de un océano sin orillas donde calmar todos mis gritos de soledad.

Le pido a Dios lo inmediato demasiadas veces. Hoy no quiero hacerlo así. Me detengo ante Jesús que me mira con misericordia. Él lo sabe todo de mí. Conoce mis miedos más profundos y ha tocado las angustias que me quitan la paz.

¿Qué quiero que haga por mí? Me llevo esa pregunta al silencio de mi alma. Quiero decirle la verdad, mi verdad. Callo esperando encontrarla.

[1] Cardenal Robert Sarah, La fuerza del silencio, 66

Tags:
ansiedadsufrimiento
Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.

ES_NEW.gif
Oración del día
Hoy celebramos a...




Top 10
Ver más
Newsletter
Recibe gratis Aleteia.