“Mi conciencia no me reprocha nada delante de Dios. Con su fuerza, continuaré en Nicaragua el ministerio que la Iglesia me ha confiado”, dice el preladoComo si fuera un empleado suyo, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ha mandado firmar una carta a los empleados del sector público en la que denuncia ante el papa Francisco la “mala conducta” del obispo auxiliar de Managua, el carmelita Silvio José Báez.
El encono de la dictadura sandinista con el obispo Báez viene de muy lejos, prácticamente desde el pasado mes de abril cuando comenzaron las protestas, los asesinatos, las persecuciones y los encarcelamientos de jóvenes disidentes en Nicaragua.
El obispo Báez, junto con el cardenal y arzobispo de Managua, Leopoldo José Brenes, y los demás obispos de Nicaragua, han emprendido una férrea defensa del pueblo, lo que les ha valido que el gobierno de Ortega y de su esposa, Rosario Murillo, los hayan denunciado, calificándolos de “agitadores”.
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Sin embargo, la escalada de acusaciones en contra de la cabeza espiritual de la rebelión, el obispo Báez, ha tomado un giro inesperado. Según ha reportado Inés San Martín, de la revista Crux, es presidente Ortega está forzando a los funcionarios públicos a firmar una carta para el Vaticano en la que se afirma que monseñor Báez está organizando “un golpe de Estado”.
“Aquellos que firman a continuación, suscriben la carta al Papa Francisco del 24 de octubre de 2018, con respecto al obispo Silvio Báez, cuya instigación a la violencia y a la división no se corresponde con el trabajo pastoral apropiado para su cargo”, dice la carta que los los centros educativos públicos fueron presionados para firmar, según un sitio local de noticias.
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“Mi conciencia no me reprocha nada delante de Dios”
Según medios oficiales existen grabaciones del obispo Báez urgiendo a los opositores del régimen sandinista a ejecutar un golpe de Estado que derribe del poder a la pareja Ortega-Murillo.
El prelado es acusado por los seguidores de Ortega de conspiración e intentos constantes de desestabilizar el gobierno de Ortega. De hecho, en respuesta a la actitud de Báez, el hijo de Ortega, Laureano, ha llamado al obispo auxiliar de Managua “asesino, golpista y traficante”.
El cardenal Brenes ha salido en defensa de su obispo auxiliar mediante un comunicado la semana pasada en la que pide a los sacerdotes y a los fieles de la arquidiócesis de Managua que continúen orando por la Iglesia y pidiéndoles a Dios que le de la fuerza necesaria para continuar con su misión.
El comunicado subraya que el cardenal Brenes ha estado en contacto permanente con el obispo Báez y le ha expresado su cercanía, oración y apoyo. Por su parte, monseñor Báez, en tuiter, agradeció “de corazón” a todos los que han estado cerca de él en estos momentos tan delicados.
“Mi conciencia no me reprocha nada delante de Dios. Con su fuerza, continuaré en Nicaragua el ministerio que la Iglesia me ha confiado con la conciencia de que ¡la Palabra de Dios no está encadenada’”, escribió poco después de los ataques que sufrió la semana pasada.
Báez habla en nombre 199 o los 528 muertos que han dejado las revueltas en Nicaragua (los primeros son los “oficiales”), los más de 500 prisioneros políticos y los cientos de desaparecidos, así como de los cerca de 25.000 refugiados que han tenido que irse de Nicaragua por la represión.
Con información de Angelus / Crux