El Pontífice insistió: “No podemos ser doctrinalistas o activistas; estamos llamados a realizar la obra de Dios al modo de Dios, en la proximidad”. En nombre de los adultos, el papa Francisco pidió hoy perdón a los jóvenes si a menudo no se les escucha. Invitó a la Iglesia a seguir el modelo de Jesús que no es de doctrinalistas o de activistas, al contrario, la obra de Dios al modo de Dios, está “en la proximidad”.
Lo dijo en la Misa de conclusión del Sínodo dedicado a los jóvenes (3-28 de octubre) en la Basílica del Vaticano de este domingo.
Criticó a esos discípulos que siguen sus propias agendas y programas y no ven el sufrimiento de los demás, ni escuchan la voz de los jóvenes y los que piden ayuda por el camino.
Francisco insistió debemos “ser cercanos a nuestros hermanos. Proximidad: aquí está el secreto para transmitir el corazón de la fe, no un aspecto secundario”.
Advirtió que una Iglesia que “cuando se concentra solo en el hacer, corre el riesgo de convertirse en moralismo y de reducirse a lo social. La fe, en cambio, es vida: es vivir el amor de Dios que ha cambiado nuestra existencia”.
“Me gustaría decirles a los jóvenes, en nombre de todos nosotros, adultos: disculpadnos si a menudo no os hemos escuchado; si, en lugar de abrir vuestro corazón, os hemos llenado los oídos”.
El Papa explicó que la Iglesia de Jesús desea escuchar a los jóvenes con “amor seguros de dos cosas: que vuestra vida es preciosa ante Dios, porque Dios es joven y ama a los jóvenes; y que vuestra vida también es preciosa para nosotros, más aún, es necesaria para seguir adelante”.
El Pontífice predicó sobre el pasaje del Evangelio donde Jesús cura a Bartimeo, un mendigo ciego (Mc 10,46) y destacó tres pasos fundamentales para el camino de la fe.
Francisco destacó que se necesita: “Escuchar, hacerse prójimos, testimoniar”.
El Papa ilustró “La fe que salvó a Bartimeo no estaba en la claridad de sus ideas sobre Dios, sino en buscarlo, en querer encontrarlo. La fe es una cuestión de encuentro, no de teoría”.
“En el encuentro Jesús pasa, en el encuentro palpita el corazón de la Iglesia. Entonces, lo que será eficaz es nuestro testimonio de vida, no nuestros sermones”.
Escuchar
El Papa indica que Jesús “escucha” el grito del mendigo ciego. “Y cuando lo encuentra le deja hablar”.
Sabe que Bartimeo quiere recobrar la vista y sin embargo, “Jesús no es expeditivo, da tiempo a la escucha. Este es el primer paso para facilitar el camino de la fe: escuchar. Es el apostolado del oído: escuchar, antes de hablar”.
El Papa advierte que el pobre, el enfermo, el que sufre puede ser visto “como un obstáculo y una molestia en el camino, un imprevisto en el programa”.
Recuerda a esos discípulos que “preferían sus tiempos a los del Maestro, sus palabras en lugar de escuchar a los demás: seguían a Jesús, pero lo que tenían en mente eran sus propios planes”.
Francisco advierte: “Es un peligro del que tenemos que prevenirnos siempre. Para Jesús, en cambio, el grito del que pide ayuda no es algo molesto que dificulta el camino, sino una pregunta vital”.
Escuchar la vida, insistió. “Los hijos del Padre celestial escuchan a sus hermanos: no las murmuraciones inútiles, sino las necesidades del prójimo. Escuchar con amor, con paciencia, como hace Dios con nosotros, con nuestras oraciones a menudo repetitivas.
“Dios – continuó – nunca se cansa, siempre se alegra cuando lo buscamos. Pidamos también nosotros la gracia de un corazón dócil para escuchar”.
Hacerse prójimos
“El segundo paso, para acompañar el camino de fe: hacerse prójimos. Jesús se identifica con Bartimeo, no prescinde de sus expectativas; que yo haga: hacer, no solo hablar; por ti: no de acuerdo con ideas preestablecidas para cualquiera, sino para ti, en tu situación”, predicó Francisco.
Francisco pide implicarse en primer persona como Jesús en la vida de cada uno: “así la fe brota en la vida”.
Entonces, “hacerse prójimos es llevar la novedad de Dios a la vida del hermano, es el antídoto contra la tentación de las recetas preparadas”.
Evitar la actitud de lavarse las manos. Ver a Jesús inclinado sobre un ciego. “Dios se hizo mi prójimo en el pecado y la muerte”.
Instó a “convertimos en portadores de nueva vida: no en maestros de todos, no en expertos de lo sagrado, sino en testigos del amor que salva”.
Testimoniar
El Pontífice explica que el tercer paso para verdadera transmisión de la fe es testimoniar. “No es cristiano esperar que los hermanos que están en busca llamen a nuestras puertas; tendremos que ir donde están ellos, no llevándonos a nosotros mismos, sino a Jesús”.
Él nos envía, como a aquellos discípulos, para animar y levantar en su nombre. Él nos envía a decirles a todos: “Dios te pide que te dejes amar por él”.
El obispo de Roma pide de evitar de llevar “ nuestras “recetas”, nuestras “etiquetas” en la Iglesia”. “Cuántas veces, en vez de hacer nuestras las palabras del Señor, hemos hecho pasar nuestras ideas por palabra suya.
Cuántas veces la gente siente más el peso de nuestras instituciones que la presencia amiga de Jesús. Entonces pasamos por una ONG, por una organización paraestatal, no por la comunidad de los salvados que viven la alegría del Señor”, expresó. .
Al final de la celebración eucarística, antes de la bendición solemne impartida por el Papa, se leyó la Carta de los Padres Sinodales dirigida a los jóvenes en la conclusión del evento:
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