Los motivos y las causas de esta marcha desesperada hacia ningún lugarLos informes son contradictorios. Los videos que corren por las redes sociales, también. Aleteia, frente a este drama humanitario, ha venido informando casi día con día de esta marcha inédita desde el corazón de Honduras hasta la frontera con México. Y desde México a la frontera con Estados Unidos.
Es tiempo de preguntarnos qué hay detrás de esta inmensa movilización humana. El presente informe es un primer recuento de los motivos y las causas de esta marcha desesperada hacia ningún lugar.
Preguntas esenciales
La inmensa caravana de migrantes que salió el 12 de octubre de la terminal de autobuses de San Pedro Sula (Honduras) y entró en territorio mexicano el 19 de octubre, en su camino hacia Estados Unidos de América (EUA), ha ocupado los titulares de diarios y noticieros de todo el mundo.
Este éxodo, donde se calcula que participan entre 5.000 y 7.000 centroamericanos –uno de cada cuatro es menor de edad–, ha dado pie a infinidad de especulaciones y teorías. El presidente de EUA, Donald Trump, ha utilizado la caravana para fortalecer su discurso anti inmigrantes, con las elecciones intermedias como telón de fondo. Y México, como país de paso, se ha vuelto el escenario donde se desarrolla este drama.
Más allá de las implicaciones inmediatas –legales, diplomáticas, electorales–, ¿qué hay detrás de esta crisis humanitaria? ¿Qué fuerzas han impulsado a miles de hombres, mujeres y niños a dejar su casa, la tierra en la que nacieron, para emprender esta caminata interminable, plagada de peligros e incertidumbres? ¿Qué mueve a una persona a abandonar todo lo conocido y a buscar, más allá de toda esperanza, el sueño que tal vez nunca llegará?
Honduras, cuna de la caravana
De acuerdo a los datos recopilados por el Fondo Monetario Internacional, Honduras (9.2 millones de habitantes) ha tenido un crecimiento sostenido del Producto Interno Bruto (PIB) por encima de tres por ciento desde 2010. A partir de 2009 ha tenido una inflación controlada que no ha superado el cinco por ciento anual, la tasa de desempleo se ha mantenido por debajo de diez puntos porcentuales desde hace dos décadas, y la deuda total del gobierno no supera 50 por ciento del PIB.
Al observar estos datos macroeconómicos, se podría concluir que Honduras es una economía emergente sólida, con un crecimiento moderado pero constante, cercana al pleno empleo y con un gobierno ordenado. Una conclusión que contrasta fuertemente con la realidad, y que no explica las causas que orillan a una población desesperada a abandonar el país en busca de nuevas oportunidades.
Pobreza, violencia e instituciones débiles
Honduras tiene el nivel más alto de desigualdad económica de América Latina y ocupa el tercer lugar a nivel mundial, solo superado por Sudáfrica y Haití. De acuerdo a datos del Banco Mundial, 61 por ciento de los hondureños vive en situación de pobreza; un fenómeno que alcanza su nivel más crítico en las zonas rurales, donde uno de cada cinco hondureños vive en pobreza extrema (menos de 1.90 dólares al día).
Otro de los grandes problemas que enfrenta el país centroamericano es la violencia. A pesar de que la tasa de homicidios cayó entre 2016 y 2017 –de acuerdo al Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras–, de 59,1 a 43,6 homicidios por cada 100.000 habitantes, los números siguen siendo alarmantes.
San Pedro Sula, conocida como la capital industrial del país, llegó a ser la ciudad más peligrosa del mundo (de 2011 a 2014), con una tasa de 148 homicidios por cada 100.000 habitantes. Detrás de esta violencia se encuentran organizaciones delictivas como las maras que controlan el tráfico de droga en su paso por Centroamérica camino al norte.
Sumado a esto, la debilidad de las instituciones ha sido una constante en la vida pública de Honduras. Con eventos que han desestabilizado al país, como el abrupto fin de la presidencia de Manuel Zelaya en 2009 y la reciente reelección de Juan Orlando Hernández, la sombra del fraude, de la impunidad, del desequilibrio de poderes y del manejo autoritario del poder, ha fragmentado el tejido social de Honduras y ha profundizado los problemas estructurales que atraviesa la nación centroamericana.
Un signo de los tiempos
Los datos y los números no son suficientes para dar una explicación convincente de la caravana que atraviesa como una sombra el territorio mexicano. Esta caravana no es una masa amorfa y despersonalizada, no es un espectáculo político, no es un fenómeno aislado y efímero.
La caravana que atraviesa México, con paso lento y cansado, es la suma de dolores y sufrimientos, de humillaciones y marginaciones, que sufren personas de carne y hueso, seres humanos que acumulan tanta desesperación que prefieren arriesgar la vida que continuar bajo el yugo de un sistema que drena su dignidad todos los días.
Esta caravana es un símbolo del dolor que acumula un mundo indiferente, que olvida que son personas, y no números, los que caminan bajo el sol. Esta caravana es un signo de los tiempos, donde coexiste la civilización más avanzada de la historia con el más profundo amor abstracto que pueda residir en el corazón humano.