‘Kidding’: una serie sobre la necesidad de la familia

Algunas series arrancan con fuerza, pero acaban desplomándose a mitad de temporada (pienso en una reciente: Maniac) y nos instalan en el tedio; otras, en cambio, aunque al principio nos provocan estupor, van superándose en cada episodio… y es el caso que nos ocupa: la encantadora Kidding, serie creada por Dave Holstein con diez capítulos, de los cuales ocho están dirigidos por Michel Gondry, quien ostenta otra vez esa capacidad natural para equilibrar drama y comedia de la misma manera que lo hizo en su obra maestra, ¡Olvídate de mí! (Eternal Sunshine of the Spotless Mind).

Kidding, en principio, parece que simplemente nos va a contar las gracias y desgracias de Jeff (Jim Carrey, en una interpretación extraordinaria, del calibre de sus trabajos en El show de Truman, Man on the Moon, ¡Olvídate de mí! o The Majestic), un humorista de un programa de televisión para niños, en cuyo espacio les hace reír conversando con marionetas y relatando cuentos y aventuras.

Pero pronto descubrimos que en realidad es una serie sobre la familia, y que el personaje va desvelando las varias capas de tragedia que van aniquilando su naturaleza. Las relaciones de Jeff con su entorno casi siempre se limitan al ámbito familiar, donde una serie de pérdidas y escollos a menudo impide la comunicación o la felicidad.

Para empezar, Jeff estaba casado y tenía dos hijos, dos gemelos idénticos, pero uno de ellos murió en un accidente de tráfico. La tragedia quebró el matrimonio y su mujer (Judy Greer) terminó separándose de él. El hijo superviviente (Cole Allen) empieza a frecuentar compañías perjudiciales. La hermana de Jeff (Catherine Keener) también está casada, pero descubre una infidelidad de su marido y eso empieza a afectarla no sólo a ella, sino a su hija (Juliet Morris); dicha hermana confecciona las marionetas del show televisivo que protagoniza Jeff, espectáculo que además dirige el padre de ambos (Frank Langella, perfecto y contundente, como siempre).

Y Jeff tiene que afrontar un montón de problemas mientras los demás se ocupan de que el programa no se venga abajo: vive destrozado por la pérdida de uno de los hijos, dolorido porque su mujer le dejó y está viéndose con un tipo, y preocupado porque su otro hijo empieza a tomar caminos poco convenientes. Por si no fuera bastante, su padre siempre está encima de él para que supere sus tragedias y sus pérdidas y enfoque el dolor en el programa, que genera millones a la cadena.

El personaje de Jeff, conocido en el show como Mr. Pickles, es probablemente uno de los más complejos de la carrera de Jim Carrey: es un hombre que en privado es incapaz de alegrarse, pero que en público tiene que sonreír porque es su trabajo y porque los niños necesitan que les contagie su felicidad.

Es un hombre de valores tan correctos que incluso ayuda económicamente al hombre que conducía el otro vehículo del accidente de tráfico donde falleció su muchacho: y lo hace porque el otro hombre quedó cojo para siempre y sin trabajo y con una hija que mantener.

A menudo va al hospital a visitar a su ex mujer y aprovecha para ver a los enfermos y, en algunos casos, tratar de procurarles consuelo y sonrisas. Quiere hablarles a los niños, en su programa, sobre cómo enfocar una pérdida, pero su padre no quiere que se desvíe de lo establecido.

Kidding es una serie sobre cómo la familia es el pilar que sostiene muchas vidas y cómo, cuando éste se desmorona, todo nuestro mundo también se puede venir abajo. Pese al título, contiene más de drama que de comedia, o quizá sea lo que llaman “una comedia agridulce”.

Y Michel Gondry en la dirección despliega una capacidad enorme para entender y contagiarnos la psique de un personaje torturado, demostrando que en el terreno de los sentimientos es donde mejor se desenvuelve (y no en productos fallidos como su adaptación de El avispón verde).