Aleteia logoAleteia logoAleteia
sábado 20 abril |
San Expedito
Aleteia logo
Espiritualidad
separateurCreated with Sketch.

Perdona, incluso si no olvidas

2 WOMAN HUGGING

Antonio Guillem | Shutterstock

Luisa Restrepo - publicado el 13/10/18

Creo que el perdón es una de las cosas más fascinantes que los seres humanos somos capaces de hacer

El acto de perdonar a alguien revela mucho sobre lo que es el perdón en sí mismo. Cuando perdonamos decimos: “te perdono”, no decimos, “te perdoné”. ¿Por qué?

Si le compras flores a alguien, le dices: “te compré flores”, no “te compro flores”. Eso se debe a que fue un acto en el pasado, ya sucedió. Pero no es así con el perdón.

El perdón es mucho más complejo que una declaración de una sola vez.

220px-Pompeo_Batoni_003

Es claro que hay algunas cosas que no es necesario perdonar sino disculpar. Cosas pequeñas: discusiones, molestias, egoísmos, etc. Cosas que nos hacen tan poco daño que ni las notamos. Cosas que ni siquiera nos dejan marcas.

Pero, las cicatrices no siempre nos dejan olvidar.

Cuando alguien te traiciona es extremamente complicado perdonar. A veces una mentira puede arruinar tu vida, destruir relaciones o crear problemas de confianza que tardarán años en sanar, si es que lo hacen.

Estas heridas son intrínsecamente desafiantes, pero es en ellas donde vemos el verdadero poder detrás del gesto.

Una elección

Frente a este dolor, cuando dices las palabras “te perdono”, lo dices en serio en tiempo presente. Estás, sin darte cuenta, enfrentando el hecho de que podrías continuar siendo afectado por esto en el futuro.

Por eso, aunque perdonar y olvidar no siempre sea posible (no porque planees guardar rencor, sino porque simplemente no puedes olvidar ciertas cicatrices), perdonar las cosas que te hirieron tiene que ser una elección continua.

En cualquier momento es muy fácil darse la vuelta y comenzar a guardar rencor. Es fácil culpar a la persona que nos causó dolor. Es fácil odiar, mucho más fácil que perdonar de nuevo.

Y aunque elegir perdonar puede ser más doloroso, nos trae paz. Cuando pronuncias ese “te perdono” no termina ahí, dices perdono porque lo sigues haciendo, continúas perdonando.




Te puede interesar:
¿El perdón es capaz de curar enfermedades?

Cada día

YOUNG WOMAN IN THE MORNING
Elnur | Shutterstock

Si alguien viniera hoy a pedirme perdón por las cosas profundamente hirientes que me ha hecho, podría afirmar con verdad: “te perdoné”. Lo hice. Está hecho, pero no ha terminado.

El perdón es una elección continua porque todos los días cuando me levanto, puedo ver o sentir las repercusiones de ello.

No porque me afecte directamente, sino porque todo en mi pasado me ha llevado hasta aquí y lo siento de alguna manera.

Ese dolor es parte de lo que soy y perdonar a esa persona es algo que debo seguir haciendo. Es por eso que mejor diría: “te perdono”, porque tengo que hacerlo una y otra vez.

Incluso cuando no lo siento dentro digo estas palabras porque hago una elección: mirar el rostro de Cristo y decidir perdonar.




Te puede interesar:
Esto es lo que te hace capaz de perdonar y unir

Cuesta pero vale la pena

FORGIVENESS
Shutterstock/Surasak Ch

Esto no siempre es bonito, es una elección difícil, una elección que hacemos incluso cuando no tenemos ganas.

Pero ahí radica su poder: incluso si sentimos ira dentro, incluso cuando nos hace llorar y nos lleva a preguntarnos “¿por qué?”, ​​el perdón es todavía una elección que podemos hacer.

Cada vez que elegimos no guardar rencor, perdonamos nuevamente. Cada vez que elegimos no culpar a los demás, perdonamos nuevamente.

Cada vez que avanzamos en lugar de detenernos en los errores, perdonamos nuevamente. Por eso puedo decir: “te perdono, incluso cuando no lo olvido”.

“Te perdono” ahora mismo, mañana y dentro de una década.

“Te perdono” como una promesa que puede ser rota y volver a caer en el dolor o en la ira, pero que en cualquier momento puede volver a hacerse.

“Te perdono” porque no ha terminado, pero la misericordia que continúas dando a los demás permanecerá contigo hasta que Jesús te dé la bienvenida con la misma misericordia que mostraste a los demás.

Hasta el día que ese “te perdono” transforme tu corazón.


COUPLE

Te puede interesar:
¿Qué pasa en tu mente cuando perdonas?

Alimentar lo bueno

web-forgiveness-girl-flowers-portrait-woman-back-jesi-cc
Jesi-CC

Pero permítanme hacer una distinción: hay muchos males que nos siguen doliendo años y años, no porque sean muy profundos, sino porque los alimentamos dándoles vueltas en la memoria y en el corazón.

Dice Martín Descalzo:

“No hay cosa más triste que esta gente que es esclava de sus viejos rencores. En lugar de dedicarse a vivir, parece que su oficio fuera recordar, y recordar solo lo malo. No se dan cuenta de que con ello se autocondenan a la tristeza. Y sufren doblemente”.

Por eso como dicen por ahí: “el mejor remedio contra el mal es olvidarse de él”. Lo que pasó, pasó, y algunas veces puede enmendarse, pero no rehacerse.

Y es que como continúa diciendo Descalzo:

“(…) El alma de los hombres es muy pequeña; si la vamos llenando de rencorcitos, la tendremos siempre llena y no podrá surgir de ella ni un acto de amor, e incluso, cuando alguien nos ame, no entrará dentro ese gesto de cariño porque tendremos el alma ya llena de esos rencores. (…) Esa es la última razón por la que Dios, además de perdonar, olvida los pecados: porque tiene que dedicarse tanto a amar que no tiene ni tiempo de recordar el mal”.

Por eso, Él y solo Él nos puede dar la gracia de perdonar y también de olvidar.




Te puede interesar:
10 Padres de la Iglesia nos hablan de misericordia

Tags:
perdon
Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.

ES_NEW.gif
Oración del día
Hoy celebramos a...




Top 10
Ver más
Newsletter
Recibe gratis Aleteia.