El explorador buscaba una ruta más rápida a las Indias porque creía que el Fin de los Tiempos estaba cercaUn motivo poco mencionado que animó los viajes de Cristóbal Colón fue su profunda creencia cristiana en relación al “Fin de los Tiempos”.
En estas fechas celebramos la llegada de Colón a las Américas (en España se celebra el 12 como Fiesta Nacional del país; en EE.UU. se celebra hoy día 8 el Día de la Raza, con ánimo de fomentar el respeto entre culturas, un espíritu que comparten otros países de Hispanoamérica). Colón decidió dirigirse a la India tomando rumbo oeste porque pensó que sería una ruta más rápida. ¿Cuál era la razón de esta premura?
Según la Enciclopedia Británica, Colón creía que Satán se había instalado en la India para perturbar la difusión del Evangelio y retrasar la Segunda Venida de Cristo.
“Según sus cálculos escatológicos, el momento del regreso de Cristo estaba muy próximo”, afirma la Enciclopedia Británica. “Por ello, era necesario llegar a la India por el camino más corto posible, para que el último baluarte de Satán pudiera ser eliminado a través de las misiones cristianas”.
La entrada de esta enciclopedia sobre la vida de Colón presenta a un explorador con voraz apetito por el oro. Dondequiera que fuera, parece que tenía más interés en el metal precioso que en la salvación de las almas. Sin embargo, según Carol Delaney, autora de Columbus and the Quest for Jerusalem [Colón y la búsqueda de Jerusalén], su interés por la riqueza no era para sí mismo, sino por un propósito mayor, para financiar una cruzada que arrebatara Jerusalén de las manos de los musulmanes antes del fin del mundo.
Delaney, antropóloga cultural y experimentada profesora en la Universidad de Stanford, explicó en una entrevista de 2017 para la revista Columbia, el mensual de los Caballeros de Colón:
Muchas personas de entonces pensaban que el apocalipsis estaba cerca, debido a todas las señales: peste, hambre, terremotos y demás. Y se creía que, antes del final, Jerusalén debía estar de nuevo en manos cristianas para que Cristo pudiera regresar en el juicio. Colón de hecho calculó cuántos años quedaban antes del fin del mundo. Parecía considerar todo su viaje como una misión, parte de este escenario apocalíptico.
El honor y la fortuna pesaban mucho en la motivación de Colón, pero la fe también era una gran parte de su vida. Según Christianity Today, Colón calculó el tamaño del océano Atlántico a partir de una lectura del Segundo Libro de Esdras. Este libro apócrifo afirma que Dios creó el mundo en siete partes, seis de tierra seca y una séptima parte de agua. De este modo, Colón calculó que el océano que separaba Portugal de Japón era un séptimo de la circunferencia terrestre, unos 4000 kilómetros según sus cálculos, explica Christianity Today. Así, supuso que navegando unos 130 kilómetros diarios podría llegar a las Indias en 30 días.
Aunque tenía sus defectos, el Almirante de la Mar Océano, como lo llamó el marino militar e historiador Samuel Eliot Morison, insistía en inculcar el hábito de la observación religiosa en los hombres de sus navíos. De nuevo, Christianity Today señala:
Durante los viajes de Colón, las tripulaciones de los barcos observaron ritos religiosos. Cada vez que giraban el reloj de media hora (su medio principal de medir el tiempo), gritaban: “Bendita la hora del nacimiento de nuestro Salvador / Bendita la Virgen María que lo concibió / y bendito sea Juan que lo bautizó”. Terminaban cada día cantando las vísperas juntos (aunque, según consta, no cantaban afinados).