La 73 Asamblea General de la ONU ha puesto en evidencia dos planteamientos en la esfera internacional: el unilateralismo y el multilateralismo. La primera la representó el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y la segunda el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
Estas visiones ya se manifestaron desde la primera sesión de la Asamblea General este año. El Secretario General de las Naciones Unidas, el portugués Antonio Guterres, alertó de las fracturas que provoca el soberanismo: “El mundo –dijo—está más conectado, pero las sociedades están cada vez más fragmentadas, el multilateralismo está siendo atacado precisamente cuando más lo necesitamos”.
¿Cuáles son las consecuencias de esta situación? El mismo Antonio Guterres responde: “Las personas desconfían de los grupos de poder, los gobiernos; el populismo aumenta, y entre los países la colaboración es cada vez más difícil”, y citó como ejemplo las migraciones: los pactos sobre refugiados no se cumplen.
Este es el análisis que hace el más alto mandatario de una organización internacional, en un foro mundial de primera magnitud de responsables políticos de las naciones y los estados del mundo representados. Y apenas habló, tomó la palabra, Donald Trump para decir lo contrario de Guterres. Defendió la soberanía de su país por encima de todo y el bilateralismo: “nunca cederemos –dijo- nuestra soberanía a una burocracia global (léase la ONU), no elegida y no responsable ante ninguno. Rechazamos la ideología del globalismo, y abrazamos la doctrina del patriotismo”.
Es decir, para Trump, los miembros de la ONU no representan a sus países, los cuales si son democráticos han elegido a sus gobiernos que se sientan en la ONU. Según Trump, cuanto más soberano es un país, será más libre, y si respeta a sus vecinos “mejor colaborará con la seguridad, la cooperación y la paz”. La premisa principal es que respete al vecino ¿Y si no lo respeta como ocurre hoy en todos los conflictos abiertos?
Con China, Trump criticó que Pekín quiere interferir en las elecciones norteamericanas de noviembre, en las que se renueva parte del Congreso y del Senado. Se entrevistó con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, a quien le prometió unas negociaciones para un acuerdo bilateral, después de que los Estados Unidos anunciaran su retirada unilateral del grupo de 12 países del Pacífico, que configuran el llamado TPP (Trans Pacific Partnerchip). Trump sigue fiel a su política del bilateralismo.
Donald Trump atacó en una rueda de prensa, duramente a China y Canadá. A China por las malas relaciones comerciales (dijo que estas “se están agrietando cada vez más”). Washington impondrá unos aranceles del 25 por 100 sobre 5.545 productos chinos por un valor de 200.000 millones de dólares, y a su vez los chinos impondrán aranceles sobre 5.200 productos estadounidenses por un valor de 60.000 millones de dólares. China respondió que no se dejará avasallar, ni chantajear por los Estados Unidos. En el mundo se mira con preocupación esta guerra comercial entre estas dos potencias.
Y Trump atacó también a Canadá porque consideró injusto (“nos ha maltratado”) el acuerdo que tienen los dos países (NAFTA) y era urgente cambiarlo. Canadá respondió con rapidez y firmó un nuevo acuerdo con Estados Unidos tres días después, igual que el que los EE. UU. firmaron con México.
Macron
Al otro lado de la balanza, y en consonancia con la tesis de fondo del Secretario General de la ONU, estuvo el presidente francés, Emmanuel Macron. “Yo no acepto—ha dicho—la erosión del multilateralismo, y la demolición de nuestra historia. El nacionalismo acaba siempre en derrota”.
El presidente francés pidió una diplomacia que resuelva el tema de Irán. No se puede ir con la “ley del más fuerte” (USA) y no se puede ir con la presión unilateral. Irán estaba en el camino de las armas nucleares y eso de paró con el acuerdo de Viena de 2015 que los Estados Unidos quieren eliminar, añadió Macron.
La visión francesa del multilateralismo fue compartida por muchos países de Europa, Asia y América.
Hoy celebramos a...