Los santos, aunque vivieron unas vidas extraordinarias de religiosidad, también eran personas normales con el deseo primario de contar con buenas amistades.
No siempre era fácil para ellos encontrar buenos amigos que compartiesen intereses similares, sobre todo cuando estos intereses implicaban un arduo viaje por el angosto camino hacia el Cielo.
Sin embargo, Dios puso en la vida de estos santos y santas amistades capaces ejercer una influencia mutua hacia la senda de la virtud.
Esto nos debería hacer reflexionar sobre la importancia de las buenas amistades; y el modo en que nuestros compañeros ejercen una gran influencia sobre nosotros de una forma positiva, para conducirnos al Cielo. O de una forma negativa, para llevarnos hacia la dirección opuesta.
A continuación les presentamos cinco amistades santas que nos animan y nos enseñan el valor de establecer relaciones sagradas con otras personas.