En un rincón de exuberante verde de las colinas boscosas de la parroquia de Saint Andrew en la isla de Guernsey, en el Canal de la Mancha, se encuentra una diminuta capilla decorada con mosaicos brillantes que parecen sacados del Parque Güell de Antoni Gaudí en Barcelona.
Para entender su origen, debemos remontarnos a la historia de la educación en Europa. El primer tipo de educación pública que apareció en Europa fue proporcionado por la Iglesia en el siglo XII, cuando un decreto dictaminó que cada parroquia debía asignar un maestro para enseñar a aquellos alumnos que no podían pagar las cuotas de la educación privada. En los siglos siguientes, muchas órdenes católicas dedicadas a la educación se desarrollaron por todo el continente, entre ellas los Hermanos de las Escuelas Cristianas, instituto fundado en 1680 por un sacerdote francés —más tarde proclamado santo—, Juan Bautista de La Salle. La orden de De La Salle floreció a lo largo de los dos siglos siguientes, pero en 1904 el Gobierno francés aprobó una ley que prohibía todas las escuelas religiosas, por lo que la orden tuvo que huir del país para llevar a cabo su misión educativa en el exilio.
Un grupo de Hermanos Cristianos de De La Salle navegó desde la costa francesa a través del Canal de la Mancha hasta la isla de Guernsey, una de las islas inglesas del Canal de la Mancha, y adquirieron un terreno llamado Les Vauxbelets, donde construyeron una cabaña de madera, un edificio de piedra y una granja.
Cuando uno de los hermanos, llamado Déodat, miró la ladera arbolada de Les Vauxbelets, le recordó la ubicación de la gruta de Lourdes en el suroeste de Francia y decidió intentar construir una gruta de aspecto similar en el lugar.
Su primer intento, una capilla de piedra construida en 1913, medía apenas 3 metros de largo por 1’5 de ancho. Su pequeño tamaño fue muy criticado por sus compañeros hermanos, por lo que Déodat decidió derribarlo.
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